Hay libreros que ven este certamen cultural como su “salvación” de la crisis, otros niegan que la haya y otros opinan que, si el año “está yendo mal”, estos días no salvarán las ventas.
“El año empezó durísimo y la Feria es nuestra salvación; nos ayuda a sobrevivir y a sanear nuestras cuentas”, le decía a Efe Antonio Méndez, dueño de la librería Méndez, en el primer fin de semana de este encuentro cultural que hoy ha atraído hasta el parque del Retiro a decenas de miles de visitantes.
Teodoro Sacristán, el director de la Feria, tiene muy claro que las ventas que se producen en estos diecisiete días (se inauguró el viernes y se clausura el 13 de junio) supone “una buena ayuda para los libreros y les permite llegar hasta septiembre”.
“La Feria actúa como una isla en el mercado editorial, y eso nos satisface”, le comentaba a Efe Teodoro Sacristán.
En la Feria de Madrid se produce un poco “el efecto San Jordi” de Barcelona, que se celebra el 23 de abril. Ese día, mucha gente “compra el libro del año” y en la capital española sucede otro tanto: “Muchos lectores cargan para el resto del año”.
El espacio donde se sitúa la Feria del Libro “es único” por su ubicación, en pleno parque del Retiro, y por su extensión: las casetas ocupan más de un kilómetro y medio de longitud y las estanterías que hay en todas ellas suman varios kilómetros.
“Sólo en un espacio como éste se pueden mostrar todas las novedades literarias y el fondo editorial español”, añadió Sacristán, quien, por los años que lleva dirigiendo la Feria, sabe “lo importante” que es este encuentro cultural para los libreros y para los editores pequeños y medianos, porque “entran en contacto directo con el lector y pulsan sus opiniones”.
“En tiempos de crisis las ferias suelen ser buenas”, señaló Antonio Méndez, prototipo del “librero de toda la vida”. Su padre le enseñó el oficio, de la misma forma que él ya está introduciendo a su hijo Borja, estudiante de Periodismo.
Si Méndez cree que las ventas de libros han descendido en lo que va de año “mucho más del diez por ciento” que la presidenta de la Feria, Pilar Gallego, da como media, Javier Negueruela, de la librería Aviraneta, coincide con él en que “las ventas van muy mal”, pero discrepa en cuanto a que la Feria pueda arreglar la situación.
Pero Aviraneta está especializada en libros de matemáticas y eso les “salva”. No venden muchas novelas, pero sí obras como El club de la hipotenusa, de Claudi Alsina, o El asesinato del profesor de matemáticas, de Jordi Sierra i Fabra.
Muy distinta es la visión que ofrece Aldo García, responsable de la librería Antonio Machado, y a quien, a tenor de sus palabras, no le ha afectado la crisis: “Llevamos dos años creciendo en ventas, aunque hemos perdido algunos pedidos institucionales”. “Quien diga que no se venden libros, miente, porque la gente que lee sigue comprándolos”, dijo.