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Jerez

“Es un alivio que te llamen para currar aunque sea para un mes”

Varios de los 708 “afortunados” que encontraron trabajo en noviembre relatan cómo se sienten. La cara menos amable de este mes “histórico” deja también ‘palos’ para muchas familias

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  • Una oficina del SAE en Jerez. -

Por fin la tijera ha dado una alegría a los jerezanos. Esta vez el ‘recorte’ ha llegado en las listas del paro con 708 desempleados menos en noviembre frente al mes anterior, lo que supone la mayor bajada en la castigada tasa del desempleo de la última década. Tras este acentuado descenso generalizado en todos los sectores, la cifra de parados  se sitúa en  35.702 personas, un dato todavía muy duro pero más positivo que hace un año (35.845). Detrás de este dato, el de 708 vecinos de Jerez, hay caras propias con nombres y apellidos: jóvenes que intentan enlazar uno o dos meses de contratos tras una época complicada y cabezas de familia a los que la recta final del año les ha sonreído cuando menos lo esperaban.


Todos tienen sus circunstancias y varios testimonios recopilados por este periódico reflejan la relativa “tranquilidad” con la que afrontan un nuevo contrato de trabajo para poder darse un respiro en la complicada racha que atraviesan. Este es el caso de Juan Pedro, de 34 años, que desde hace hace cuatro años trabaja desde noviembre hasta después de Reyes para una conocida gran superficie, coincidiendo con el mes previo y la campaña de Navidad. Aunque apenas son un par de meses, para este chico este contrato de 30 horas semanales  supone su “salvación”, ya que le permite cotizar dos meses más desde que después del verano termina de trabajar en un hotel donde presta sus servicios en temporada alta. “Es una cosa fija con la que cuento  y aunque lo ideal es tener algo estable, me soluciona bastante. Es un alivio que te llamen para currar aunque sea un mes”.


En la misma línea, también son muchas las empresas que para cerrar la producción de su fábrica contratan a varios operarios durante mes y medio, como explican desde una conocida empresa de construcciones vinícolas y servicios, donde contrataron a dos soldadores de entre 30 y 40 años que están en el paro. Alejandra, de 23 años también fue otra de las “afortunadas” que empezó a trabajar en una zapatería el pasado 4 de noviembre. De momento sólo estará en el establecimiento cuatro meses, pero si todo va bien le renovarán. “Estoy contenta, no tengo las mejores condiciones, pero necesitaba tener ya algún ingreso porque tengo que terminar mi carrera. 



Pero no todo son alegrías. Mientras una persona encuentra trabajo, otro padre de familia lo pierde de buenas a primeras y sin previo aviso. Es la otra cara de una moneda que todavía se decanta, y con una diferencia abismal, hacia la desesperación de muchas familias que no ven la hora de que sus miembros se reenganchen en el exigente mercado laboral.


En su caso, a Julián tras más de dos décadas trabajando en el sector de la construcción el mazazo le llegó en noviembre, el mes que ha hecho historia cuanto al desempleo en Jerez al anotar su bajada más generosa. Casado y con una hija de 12 años no le entra en la cabeza que ella tenga que levantarse antes que él para ir a clase. A este jerezano, de apenas 45 años, una de las franjas de edad más complicadas, se le vino el mundo encima cuando desde el colegio de su hija le avisaron de que la chica había preguntado si podía dar dos cursos en uno para ganar tiempo y poder terminar antes sus estudios para ayudar en casa. Lo que más le preocupa es cómo va a encontrar un trabajo a su edad “con lo mal que está todo” y teniendo que hacer frente a los gastos de hipoteca y del día a día. “He cobrado un finiquito, pero ni siquiera me da para quitarme la casa, y el paro también se acaba”, se lamenta. 


Pero, aunque parezca mentira, también hay quienes están dispuestos a dejar su trabajo, cansados de los abusos, para opositar. Es lo que le ha ocurrido a Silvia, de 31 años, con un módulo de grado superior, pero que hasta noviembre trabajaba en una cafetería en “malas condiciones”. En 2014 saldrán 1.000 plazas para funcionaria de prisiones y cuando se enteró lo tuvo claro. “Ya me las preparé cuando empecé a trabajar en este sitio, pero no salieron, y ahora tengo claro que es una oportunidad”, concluye.

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