Hay dudas que nos surgen en el momento oportuno para que no nos precipitemos y metamos la pata, y otras que afloran de forma precisa y en el tiempo y espacio adecuados. Nos pueden aparecer a lo largo de nuestras andaduras muchas situaciones inesperadas.
Cuantas veces henos superado con limpieza, los estímulos más sucios, o hemos sido capaces de responder con paz, calma y tranquilidad a la reacción más violenta, cuantas hemos respondido con una sonrisa a los gestos más desagradables o establecido un acuerdo desde una situación de conflicto.
Entiendo que algunos de los que pretenden darnos lecciones de ética, moral y buenos comportamientos, pretenden ir de antisistema, engordándose los bolsillos con lo que ganan en el sistema, deberían preguntarse una y otra vez entre dudas ¿Si están actuando oportunamente o más bien son unos oportunistas?
Las incertidumbres nos asaltan, cuando creemos estar más seguros, entre ideas tormentosas y laberintos emocionales, y tiramos de ley cuando nos favorece y la combatimos cuando no nos viene bien, según que las cosas nos salgan como esperábamos, para bien o para mal.
Necesitamos sentirnos seguros y con demasiadas dudas que resolver, por lo que no hemos de agitar viejos debates y conflictos, ni sacar los fantasmas a la calle, ni tampoco salir de la mano para pasear con los enemigos de la verdad.
Nos debatimos en la incertidumbre entre los mejores amigos y los peores enemigos, y hemos de marcar los límites con firmeza, sabiendo desplegar nuestros talentos, defendiendo nuestros ideales y trazando correctamente nuestro camino.
El mundo globalizado y digitalizado en el que nos ha tocado vivir nos exige soluciones rápidas y efectivas, protegernos de las malas influencias y evitar hundimientos y naufragios, para poder llevar cabo nuestras ideas, proyectos y compromisos.
Muchas veces nos movemos entre mensajes secretos y misterios encantados, pensamientos profundos y ocurrencias y frivolidades, y cuando escribimos vamos viendo como la página en blanco se llena de palabras y la noche oscura brilla repleta de luces.
Vemos como el reconocimiento que buscábamos, nos llega de repente, pero debemos recibir los elogios con humildad y agradecimiento, con extrema prudencia, con autenticidad y honestidad en nuestros sentimientos., siendo muy amables y delicados con los demás.
A veces nuestro apasionamiento y entusiasmo puede confundirse con la arrogancia y despertar celos y sospechas. Nuestra fuerza suele estar en nuestra determinación desde saber acercar posturas y no profundizar en las diferencias.
Hemos de huir de caprichos y arbitrariedades, obviando las sombras y acercándonos a las luces, promoviendo la amabilidad que suele ser contagiosa, y nos encontraremos que hay muchos momentos en los que lo vivido supera con creces a lo soñado.
La realidad es la mayor de las maestras que nos enseña a tomar nuestras propias decisiones, sin dejarnos influenciar por aquellas personas tóxicas que no nos hacen ningún bien, sin poder escapar de la realidad cuando la luz nos da en los ojos, porque acaba de amanecer.
No debemos hacer caso a todos los que intentan desanimarnos, ni convertir todo en un postizo que no merece ningún respeto.
