Prueba de ello es el goteo incesante de incautaciones que la Guardia Civil realiza prácticamente a diario en las inmediaciones del Peñón de Gibraltar. Sin embargo, hay un fenómeno paralelo que está creciendo en los últimos años y que esté teniendo una menor repercusión, como es la entrada de tabaco de contrabando a través del tráfico de contenedores en el puerto de Algeciras.
En 2010, el Servicio de Vigilancia Aduanera (SVA) interceptó una cantidad que superó los tres millones de cajetillas, procedentes de puertos asiáticos, según confirmaron fuentes consultadas por este diario.
Esta cantidad multiplica por dos la cantidad de tabaco de contrabando intervenido el pasado año por la Guardia Civil (1.516.995 cajetillas) tanto en la Aduana de Gibraltar, como en controles por tierra y mar vinculados a la salida de tabaco de contrabando del Peñón.
Esta circunstancia habla de un fenómeno más silencioso, que tiene a China como origen, y que representa un mayor riesgo para la salud además de una actividad de mayores proporciones. Fuentes del SVA consultadas por este diario señalaron que estos cargamentos se envían a Europa no sólo con los precintos de los paquetes falsos, sino que, además, la materia prima del cigarrillo está adulterada.
A partir de 2007 se observa un repunte de esta actividad y, además, se observa una tendencia ascendente, a tenor de la última cifra oficial registrada por la Agencia Tributaria, que hace referencia a la entrada de 1.870.000 cajetillas de contrabando en 2009.
El 90% del tabaco interceptado en Aduanas procedía de China. Una característica común es que las cajetillas de tabaco imitaban las marcas americanas más vendidas (Winston, Marlboro y Chesterfield) y llegaban a Algeciras como puerto de tránsito para el resto de países de la Unión Europea.