Este premio de honor, cuyo objetivo es “reconocer la labor de toda una vida en el mundo cinematográfico”, ha recaído en esta ocasión en el cineasta cántabro, un “superviviente” cuyo último trabajo fue El prado de las estrellas hace tres años, recuerda la Academia en una nota.
“Estoy lleno de reconocimientos de los que trabajan conmigo. Me siento muy querido y noto que me echan de menos cuando no trabajo, pero lo de las multitudes me espanta porque lo que más me gusta es pasar desapercibido. Tengo una familia cinematográfica muy fiel y sé que a ellos les alegrará el galardón”, ha afirmado Camus tras conocer la concesión del premio. En unas breves declaraciones recogidas en el comunicado de la Academia, Camus ha mostrado su alegría por un premio del que, ha asegurado: “Me vendrá bien”.
El director santanderino ha expresado su especial satisfacción porque ha sido Reyes Abades –“es como mi hijo”– el que le ha comunicado la decisión, aunque también ha mostrado una cierta preocupación por tener que preparar un discurso en un escenario. “Como me lo entregarán en febrero –día 13–, tengo tiempo para preparar un discurso sobre el cine español y las amenazas que tenemos. Yo soy de hablar en comités pequeños, pero lo de subir a un escenario....”, ha agregado.
Un premio que le llega en un momento poco prolífico de una larga carrera en la que destacan películas como Los santos inocentes (1983), La colmena (1982), La ciudad de los prodigios (1999) o series míticas de televisión como Fortunata y Jacinta (1988).
Miembro de una generación en la que figuran Carlos Saura, Basilio Martín Patino, Miguel Picazo, Francisco Regueiro y José Luis Borau, el realizador de 75 años lleva cinco décadas contando historias, ha resaltado la Academia.