El de Texas, de 37 años, anunció el pasado mes de septiembre su regreso a la alta competición después de abandonar el ciclismo profesional hace tres temporadas, tras conquistar su séptimo Tour en 2005.
Armstrong había alimentado las dudas sobre su presencia en las carreteras francesas consciente de que las sospechas y la animadversión le perseguirían, incluso desde las instituciones oficiales como la Agencia Francesa Antidopaje.