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Perder la vivienda se parece a perder a un familiar, según una psicóloga

Tras ese primer momento de shock, los afectados tendrán que asumir lo ocurrido, y será entonces cuando habrán de pasar el duelo de haber perdido su casa

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  • Los bomberos trabajan en el incendio.

Las personas que han pedido su vivienda en el devastador incendio que ha afectado a un edificio en València tendrán que pasar un duelo duro y doloroso, pues la pérdida de la vivienda, en esta parte del mundo, se asemeja a perder a un familiar.

Así lo ha asegurado a EFE la portavoz de Psicólogos Sin Fronteras Alicante, Teresa Marín, quien ha explicado que tras un hecho traumático como el ocurrido en el barrio valenciano de Campanar, lo normal es que durante las primeras horas los afectados estén en shock y no sean conscientes de lo que ha ocurrido.

El fuego, que de momento ha causado 4 muertos y 14 heridos, se ha originado sobre las 17.30 horas en el quinto piso de un edificio de catorce alturas situado en el cruce de las calles General Avilés con Maestro Rodrigo, y se ha propagado con rapidez a todo el inmueble y también a otro edificio anexo.

Tras ese primer momento de shock, los afectados tendrán que asumir lo ocurrido, y será entonces cuando habrán de pasar el duelo de haber perdido su casa y todas sus pertenencias, algo especialmente complicado en sociedades como la nuestra.

"En esta parte del mundo, se invierte tanto dinero y esfuerzo en la vivienda y te identificas tanto con ella, que perderla es como perder una parte esencial de ti", afirma Marín, quien apunta que esto ocurre también aunque la casa sea de alquiler, pues somos sociedades que tendemos a acumular muchos recuerdos en nuestros hogares.

Esta psicóloga destaca que todas aquellas personas que han presenciado estos momentos agónicos en directo o desde la calle, de una forma u otra van a desarrollar un estrés postraumático porque ha sido una situación "muy traumática y muy dura".

En este sentido, recomienda no entrar en el bucle de hablar sobre lo que ha ocurrido y, menos, sobre lo que podría haber ocurrido, y ser consciente de que, a pesar de la desgracia, se tiene la suerte de seguir con vida, porque cuando salvas la vida, lo demás es secundario.

Aboga, además, por que esas personas tengan todas sus necesidades materiales cubiertas, especialmente en el caso de medicinas, porque esta noche todo el mundo lleva mantas para los afectados pero ¿qué pasará mañana?, plantea.

También ve necesario que se les ayude a despejar dudas sobre lo que va a pasar, como dónde van a dormir, qué van a comer... especialmente en el caso de los niños y niñas, ya que son un reflejo de los adultos y reaccionarán con nerviosismo si ven nerviosismo, o con calma si perciben seguridad.

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