La Plantà fallera aparca diferencias políticas y alumbra la noche valenciana

La noche de la Plantà oficial de las fallas grandes de Valencia ha logrado unir momentáneamente a políticos de distinto signo en torno al ritual festivo que supone dejar listos a los ninots para su disfrute visual hasta que, en solo tres días, sean pasto del fuego en la Cremà del día de San José.

Con la tregua que deja por ahora la borrasca Celia, con sus amenazas de lluvias e intensas rachas de viento (el peor enemigo de los tramos más enrevesados de fallas que pueden llegar hasta los 22 metros de alto), la noche ha dejado un ambiente generalizado de fiesta mientras los artistas y los responsables de las 383 comisiones falleras apenas han dormido para que esta mañana esté todo perfecto.

Este segundo día grande de las Fallas, Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, amanece ya con ruido de petardos -las "despertaes" pirotécnicas- con temperaturas en torno a 15 grados y el cielo nuevamente plomizo, como el del martes y provocado por la calima africana que ha afectado a media España, y el aviso meteorológico de fuertes rachas de viento que, una vez más, pueden condicionar que haya o no mascletà a las dos de la tarde en la siempre abarrotada plaza del Ayuntamiento, hoy disparada por Pirotecnia Turís.

Desde las ocho de la mañana, los miembros del jurado de la Junta Central Fallera comienzan a pasar por cada una de las fallas de las veintidós secciones para elaborar su veredicto, del que saldrán los premios que se harán públicos a última hora de la tarde y entre los que destacará, un año más, cuál es la falla de Especial -las de mayor presupuesto- que logra el ansiado y a veces polémico cetro.

La noche, iluminada por l'Albà de les Falles -un abanico pirotécnico que ha ensordecido y engalanado el cielo urbano desde distintas zonas en torno a la medianoche y nuevamente con la plaza del Ayuntamiento como epicentro de la fiesta-, ha dejado imágenes para el recuerdo, sobre todo por cuanto tiene de simbólico en el habitualmente crispado ambiente político.

Y es que en la comisión Palleter-Erudito Orellana, de la que es fallera de honor la portavoz municipal del PP y síndica popular en Les Corts, María José Catalá, la plantà del último ninot, un maniquí vestido con un traje sostenible obra del diseñador Manu Fernández, ha unido en torno a la carretilla que portaba ese particular modelo al alcalde, Joan Ribó (Compromís), el presidente de la Diputación de Alicante y líder del PP de la Comunitat Valenciana, Carlos Mazón, y el portavoz municipal de Ciudadanos, Fernando Giner.

En un vídeo subido a sus redes sociales, Mazón escribe: "Momentazo. Gracias. Sois únicos" ante unas imágenes donde se les puede ver, en total camaradería, cantando y bailando y sin dejar de sonreír y compartir lo especial de ese momento mientras el maniquí enfila su último trayecto antes de quedar plantado en su falla.

El centro de Valencia estará totalmente cortado al tráfico desde este miércoles para permitir el paseo constante de turistas y vecinos por cada falla y acto festivo, todo ello con unas optimistas previsiones de ocupación hotelera -similares ya a las de antes de la pandemia- y de reservas en la hostelería.

Y mientras, los constantes pasacalles con bandas de música acompañando a falleras y falleros que recorren los barrios inundan ya de color y charangas el ambiente de una ciudad en la que los niños ya no tienen hoy colegio y pueden dedicarse, al 100 %, a tirar petardos, correr y jugar por las calles, comer buñuelos con chocolate y asomarse, curiosos, a las vallas que rodean sus fallas, repletas de ingenio, fantasía y guiños a su particular universo infantil.