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Reclamaciones Imposibles

La cara de “guili…” que se le queda a Vd. es un poema. Y la sensación de timado es muy fuerte, máxime cuando de la reclamación nada de nada

Publicado: 18/07/2018 ·
09:57
· Actualizado: 18/07/2018 · 09:57
Autor

Rafael Fenoy

Rafael Fenoy se define entrado en años, aunque, a pesar de ello, no deja de estar sorprendido cada día

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En este blog se pretende compartir análisis, reflexión y algo de conocimiento contigo persona lectora

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Esta historia se sitúa en las aceras de muchas calles de todas las ciudades y pueblos de España. Llega la compañía eléctrica y para poder vender la electricidad en cada hogar hace obras aquí y allá, tira cables por el suelo, sube por paredes, hace arquetas en las aceras y coloca encima tapaderas de metal… No importa si las paredes o el suelo, por donde entierra sus cables, son públicos o privados. Esta compañía eléctrica no paga nada a nadie, usa y usufructúa estos espacios que además quedan condenados porque nadie puede hacer nada en ellos sin la aprobación de la compañía. Además de esta “apropiación” la compañía deja de hacer mantenimientos en las instalaciones. Es capaz de dejar los cables de la electricidad, que le permite vender su mercancía, por los suelos, a la mano de cualquier persona que pase incluidos niños y niñas. Deja que las tapaderas de metal se oxiden, debilitándose hasta tal punto que provocan accidentes a los viandantes. Mantienen en funcionamiento torres de transformación que ya han producido accidentes muy graves como el de 100% Fun en Tarifa. Todo esto se pretende denunciar y aquí es donde surge uno de los más graves problemas que tiene cualquier persona, ya que no es nada fácil hacerle llegar una reclamación.

Las grandes compañías han desarrollado la estrategia de esconderse. Esto es indignante, más aun cuando los Gobiernos de la nación se lo permiten. ¿Algunos expresidentes de gobierno reciben cantidades millonarias como asesores de ellas?

Lo cierto es que cualquier compañía, no sólo eléctrica, tiene una página web en internet donde facilita la venta de sus productos, pero ¡Ay!, de quien desee reclamar algo. Ya que después de hacer varios infructuosos intentos con cuestionarios imposibles y bloqueos constantes, no le queda más remedio que acudir a los famosos teléfonos 902. En ese momento comienza a ser estafado ya que estos teléfonos son de “pago”. La estrategia empresarial alarga la llamada mediante una maquina parlante que informa de que “por su seguridad, esta llamada podrá ser gravada, que por la protección de datos… etc” para seguidamente manifestar un temido menú: Si desea esto, pulse o diga 1, si desea a aquello pulse o diga 2… Lo más probable es que si dice Vd. algo, la maquina le responda “no he entendido, por favor repita”. Si se es capaz de pasar este Rubicón, no se desespere que vendrán otros de la misma guisa. Y así hasta que el concurso de “acierte si es capaz” se resuelva con un “le paso con un operador” y a continuación le salen con aquello de “lo sentimos por el momento no hay ningún operador disponible, espere o llame de nuevo”.

La cara de “guili…” que se le queda a Vd. es un poema. Y la sensación de timado es muy fuerte, máxime cuando de la reclamación nada de nada. Por más que se busque no hay un número de Fax para poder enviar un escrito, ni menos aún una dirección de email que le permita a Vd, realizar la reclamación de forma que pueda demostrar que la ha hecho. Y todo esto es muy fácil regularlo por parte de un gobierno, que se supone vela por el interés general de la población, ¿o nó?

Fdo Rafael Fenoy Rico

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