Desde la dictadura del general Franco, se han venido sucediendo concentraciones y manifestaciones para realizar reivindicaciones populares. Problemas de todo tipo se han aireado de esta forma, desde deficiencias en barriadas, servicios públicos, situaciones laborales, denuncias por malos tratos, vejaciones, muertes, discriminaciones por sexo o razas, exclusiones a colectivos, desahucios… En los últimos años de la dictadura arreciaban las represiones contra estos actos que, de forma pacífica, las gentes protagonizaban, o al menos intentaban hacerlo, todo ello con la mayor de las censuras en los medios para evitar que el resto de la población conociera de estos desmanes o injusticias. Pero llega la llamada democracia y la represión sobre estas manifestaciones ciudadanas cesa y se puede en libertad ejercer el derecho de manifestación simplemente notificando a la autoridad gubernativa que se pretende ejercerlo. Bien está esta situación que permite la expresión de reivindicaciones de todo tipo. Sin embargo viene ocurriendo, en las últimas décadas, que estos actos se muestran inútiles, ya que no consiguen el objetivo que se proponen sus participantes. Los políticos, impertérritos, ni se dan por enterados de estas manifestaciones populares. Nada se hace para remediar nada de lo que se denuncia. Y es en este punto donde una parte de la ciudadanía arremete con mayor contundencia y otra se inhibe llegando a la conclusión de que de nada sirven. La acción política, atrincherada en esto de que sólo se participa cada 4 años en las urnas, crea la conciencia de que cada 4 años lo que se eligen no son representantes del pueblo, sino dictadores que no tienen obligación alguna de escucharlo y atenderlo. Mal camino llevan quienes desoyen los clamores populares, quienes se “ríen” de las justas reivindicaciones de derechos a la salud, de derechos humanos al trabajo, a la libre circulación… Esta semana vuelta a la carga de una ciudadanía que no desmaya a pesar del ninguneo: el día 9, a las 12 horas, frente al CIE de Algeciras exigiendo su cierre y la puesta en libertad de quienes, sin haber cometido delito alguno, están presos. El día 10, a las 12 horas, miles de personas abrazaran el Hospital Punta Europa, porque exigen el derecho a la salud de todas las personas. Los políticos responsables están avisados. Como sigan desoyendo al pueblo, lo más seguro es que el pueblo deje de votar a sus respectivos partidos. La gran cita electoral se acerca y ahí es donde más les duele. Fdo. Rafael Fenoy Rico
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Aviso: Políticos sois prescindibles
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