Manifestarse por el derecho a la salud ..para doblegar la voluntad de la Faraona y sea posible una atención sanitaria como corresponde a este siglo XXI.
En el Egipto antiguo la figura del esclavo José, el hijo de Jacob vendido por sus hermanos, se yergue como un ejemplo magnífico de inteligencia política. Según se relata “Aconteció que pasados dos años tuvo Faraón un sueño. Le parecía que estaba junto al río; y que del río subían siete vacas, hermosas a la vista, y muy gordas, y pacían en el prado. Y que tras ellas subían del río otras siete vacas de feo aspecto y enjutas de carne, y se pararon cerca de las vacas hermosas a la orilla del río; y que las vacas de feo aspecto y enjutas de carne devoraban a las siete vacas hermosas y muy gordas. Y despertó Faraón”.
Nadie en la corte ofrecía una interpretación adecuada según el faraón, hasta que José fue llamado e interpretó el sueño, en el sentido de que Egipto tendría siete años de prosperidad y que después de ellos llegarían siete años de penurias que provocarían ruina y hambruna. Aconsejó al faraón guardar en tiempo de bonanza una quinta parte de la producción para afrontar los tiempos de escasez.
En la actualidad esta Andalucía, después de siglos de postración, pudo recoger una parte de la inmensa herencia de la tradición del trabajo y el sudor de sus gentes, recibiendo además, desde la Unión Europea, importantes recursos que permitieron el desarrollo, aún incipiente, de sus infraestructuras. En esta tierra ninguno.
En momentos de cierta abundancia sin embargo el gobierno central y autonómico optaron por ir dilapidando los “dones” recibidos y las inmensas plusvalías secuestradas al pueblo a través de gravosos impuestos. Entre los derroches fastuosos de la corte sevillana, los fraudes, la corrupción y pillaje de la hacienda pública, los años de bonanza nunca llegaron a miles de pueblos andaluces que tuvieron que conformarse con el mantenimiento de las escasas realizaciones de la trágica dictadura franquista. En sanidad el grueso de la red sanitaria en este territorio pertenece a aquella luctuosa época, mientras que los impuestos se han multiplicado por mucho.
Las vacas flacas, que pacen a perpetuidad en esta tierra, se han ido tragando a las saludables y rollizas vacas de la modernidad, de las “inversiones” que nunca llegan, de la inmensa productividad de los polígonos industriales, del modernísimo gran puerto del mundo mundial y del enclave magnifico que la sitúa entre continentes.
Comenzó el pueblo a manifestarse por el derecho a la salud y van dos. Confiemos que no haya que llegar a 10, cual las plagas de Egipto, aunque si es preciso habrá que hacerlo, para doblegar la voluntad de la Faraona y sea posible una atención sanitaria como corresponde a este siglo XXI.
Fdo Rafael Fenoy Rico