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sociedad

Detenido un "peligroso" clan familiar de atracadores de bancos

Ha permitido detener a cinco personas y esclarecer tres atracos perpetrados este año en las comunidades riojana, cántabra y castellenoleonesa

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  • Operación. -

La Guardia Civil en La Rioja ha desarticulado un "peligroso" clan familiar de atracadores de entidades bancarias, lo que ha permitido detener a cinco personas y esclarecer tres atracos perpetrados este año en las comunidades riojana, cántabra y castellenoleonesa.

En una nota, la Guardia Civil ha añadido hoy que en esta operación, denominada Burica, se ha detenido en Zaragoza a dos personas, de 60 y 43 años, como presuntas autoras de tres delitos de robo con violencia e intimidación en sucursales bancarias; y a otras tres, de 31, 39 y 59 años, por su presunta colaboración.

Esta red mantenía fuertes medidas de seguridad, antes, durante y después de los atracos; "desaparecía" un tiempo tras la comisión de los mismos y cometía los robos con armas de fuego y armas blancas, "no dudando en emplear la violencia si fuera el caso".

La Guardia Civil ha incidido en que esta organización estaba considerada como una "peligrosa" banda de atracadores, ya que contaba con un amplio historial delictivo y varias muertes.

En la operación se han realizado tres registros domiciliarios, donde se han intervenido un arma corta, munición, varias armas blancas utilizadas en los asaltos, un vehículo empleado en los desplazamientos para cometer los atracos, prendas de vestir y complementos como pelucas, gorros, gafas y bufandas usadas para disimular y dificultar su identificación.

También se ha recuperado parte del botín sustraído en el último atraco realizado en Puente Viesgo (Cantabria), ha indicado la Guardia Civil, que inició la investigación tras varios atracos cometidos en entidades bancarias de Belorado (Burgos), donde los autores se apropiaron de una cantidad cercana a los 3.000 euros; Navarrete (La Rioja) y en la mencionada localidad cántabra.

Los agentes centraron sus sospechas sobre dos hermanos residentes en Zaragoza y componentes de una organización muy activa desde la década de los años 80 del siglo XX, por lo que fueron sometidos a intensos seguimientos y vigilancias discretas.

Se constató que, tras el robo en Navarrete, los supuestos autores consiguieron ocultarse en un piso con fuertes medidas de seguridad para no ser descubiertos; y, después del de Puente Viesgo, al pensar que no habían sido detectados y haber disminuido las medidas de seguridad, los agentes les detuvieron.

La organización, que disponía de gran movilidad geográfica, tenía una alta actividad delictiva, ya que había adquirido una gran experiencia con los años de "profesión", al ser su única fuente de ingresos, principal sustento y modo de vida diario y solo cesaban de su actividad cuando eran privados de libertad, según la Benemérita.

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