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Los niños no son conscientes de los riesgos de tocar perros

Los más pequeños saben que los perros enfadados pueden ser inestables, pero no saben medir bien el riesgo.

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Los niños entienden los riesgos de acercarse a un perro enojado, pero no son conscientes de que deben mostrar la misma precaución con los perros asustados, según concluye un estudio realizado por las doctoras Sarah Rose y Grace Aldridge, de la Universidad de Staffordshire, en Reino Unido, cuyas conclusiones se presentan este miércoles en la Sección de Psicología del Desarrollo de la Conferencia Anual de 2016 de la Sociedad británica de Psicológica, que se celebra en Belfast.

"Las estadísticas de Reino Unido muestran que los niños pequeños son los que tienen mayor riesgo de ser mordidos por un perro, con cerca de 1.200 ingresos hospitalarios en los menores de 10 años durante 2013-2014. Este estudio exploró si la explicación es que son incapaces de reconocer con precisión las emociones de un perro cuando se acercan a uno", ha explicado Rose.

Así, se pidió a dos grupos de niños de 4 a 5 años (57) y de 6 a 7 años de edad (61) que vieran 15 vídeos y 15 imágenes que mostraban el comportamiento de los perros en la vida real. Los vídeos duraban entre 6 y 11 segundos y la única información auditiva que tenían era el ladrido del perro.

A ambos grupos se les hicieron preguntas relativas a su intención de acercarse al perro (¿Te gustaría jugar con ese perro?) y qué emoción pensaban que el perro estaba experimentando (¿Cómo crees que se siente este perro: feliz, enojado, asustado?).

El análisis de los resultados mostró que los niños reconocen cuándo el animal está feliz, enojado y asustado en los vídeos y las imágenes por encima del nivel de azar, reconociendo los perros furiosos con mayor precisión que los felices o asustados. Sin embargo, aunque los niños tenían menos probabilidades de acercarse a un perro enojado, no había diferencia en su inclinación a acercarse a un perro feliz o asustado.

"Los niños pequeños son relativamente buenos para identificar con precisión la emoción que un perro está mostrando. Sin embargo, la comprensión infantil de la seguridad entorno a los perros es deficiente, ya que sólo demostraron precaución al acercarse a perros furiosos. Parecían no ser conscientes de que puede haber problemas al acercarse a los perros asustados", ha resumido Rose.

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