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Sevilla

Desde la Butaca: ‘1917’, En tierra hostil

El director de cine y teatro británico Sam Mendes ha convertido esta misión imposible en una experiencia extraordinariamente vívida, emotiva y sensorial

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El 6 de abril de 1917, en lo más crudo de la primera conflagración mundial, dos jóvenes soldados ingleses, que combaten en el norte de Francia, reciben la orden de internarse en territorio enemigo. Se trata de llevar un mensaje del general al mando al responsable del 2º Batallón del Regimiento de Devonshire, a fin de que cancele un ataque, con el que caerían en una trampa del enemigo,  cuya respuesta puede causar miles de víctimas. Entre ellas, el hermano de uno de ellos.

Durante esa jornada, tienen que hacerlo en un día, deberán enfrentarse a horrores, devastación – pues los alemanes aparentemente han abandonado su campamento, dejando tras de sí una estela de destrucción y víctimas militares, civiles, humanas y no humanas – emboscadas, ataques y a una baja especialmente alevosa. Pero también a inesperadas ayudas y turbadores encuentros…

El director de cine y teatro británico Sam Mendes – cosecha del 65, entre cuyos créditos están ‘American Beauty’ (1999), ‘Camino de perdición’ (2002) o ‘Revolutionary Road’ (2008) – ha convertido esta misión imposible en una experiencia extraordinariamente vívida, emotiva y sensorial, gracias a una puesta en escena en la que – merced a varias tomas largas, cuyos microcortes son inapreciables, que simulan un único plano secuencia – acompañamos a los dos protagonistas, luego solo a uno, en ese camino de perdición erizado de obstáculos y trampas mortales.

Les, le, acompañamos durante todo su itinerario a través de una tierra calcinada y destruida. A través de ciudades fantasmas. A través de trincheras amigas y enemigas. De paisajes que solo albergan cadáveres de todas las especies. De naturalezas en las que aún perviven fuerzas tan indómitas como el accidentado y muy peligroso curso de un río. De francotiradores que surgen de la nada. De ataques cuerpo a cuerpo. De puentes volados. De refugios que no son tales. De incendios voraces. De amaneceres espléndidos, con una belleza que corta el aliento. De improbables escondites para una mujer y una bebé, que es y no es la suya. De los desastres de una guerra cuyos heroísmos protagonizan a su pesar, cuyos objetivos y gloria cuestionan, pero que asumen con un sentido del deber a prueba de la propia vida…

Les, le, acompaña la mirada de una cámara, que es también la nuestra, que le(s) sigue, le(s) precede, le(s) rodea, se sobresalta, tiembla, se esconde, corre, vibra, suda, huele, siente, ve y tiembla con ellos, con él. A su misma altura y abriéndose a la grandiosidad terrible de la tierra y del cielo. Hasta su objetivo…, igualmente accidentado y díficil ¡¡¡Y qué final, tan trepidante y conmovedor!!!

Coproducción entre Inglaterra y Estados Unidos de 119 minutos de ABSORBENTE metraje. El excelente guión lo escriben el propio Mendes y Krysty Wilson- Cairns. La fotografía, de una hermosura sobrecogedora en sus luces y sombras, se debe a Roger Deakins. La extraordinaria banda sonora, que suena, calla, sube y baja cuando y como debe, al gran Thomas Newman. Destacar en su reparto a los excelsos George McKay y Dean-Charles Chapman, los personajes centrales y héroes, en todos los sentidos de la función. Pero también nos es dado ver, en pequeños papeles, a los estupendos Mark Strong, Colin Firth, Richard Madden o Benedict Cumberbatch.

2 Globos de Oro. 9 nominaciones a los BAFTA y 10 a los Oscar, incluyendo Mejor Película, Director y Guión Original, incontables candidaturas a otros galardones. Está dedicada al abuelo de su firmante, el cabo Alfred Mendes, una de cuyas historias se narra aquí. Épica, demoledora, lírica, poética, vibrante, desgarradora, emocionante… todos los honores le son debidos. Bajo ningún concepto deberían perdérsela.

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