El director general de Cabify en España, Mariano Silveyra, ha asegurado que los competidores de su compañía son las aplicaciones y no los taxistas, puesto que el objetivo de su empresa no es sustituir al servicio tradicional de taxi, sino sustituir al vehículo particular dentro de las ciudades.
"Es necesario aclarar que el taxi no es nuestro competidor, ya que los servicios de Cabify no pretenden sustituir a los de un taxi tradicional. La misión de la compañía desde su fundación ha sido la de sustituir el vehículo particular dentro de las ciudades, para acabar con el tráfico urbano y, por tanto, con la contaminación", explicó.
Silveyra, en una entrevista concedida a Europa Press, afirmó que, si se cumpliera este objetivo, se generaría una situación de "mutuo beneficio", puesto que se aumentaría la demanda de los servicios públicos como los del taxi o los de Cabify.
El directivo apuntó que la suya es una empresa "transparente", que ha cumplido con todos los requisitos en materia fiscal y de tributación. En esta línea, afirmó que el taxi es de los sectores que menos impuestos paga en España, puesto que se acoge a la tributación por módulos, mientras que los autónomos titulares de licencia VTC que trabajan para su empresa tienen que tributar por el sistema de estimación directa.
Por todo ello, resaltó la necesidad de que se cree un marco normativo en España, "dadas las actuales barreras burocráticas que la Administración está imponiendo para frenar la evolución del sector de la movilidad e innovación". "Vemos necesario trabajar de la mano con el regulador para buscar fórmulas que aseguren un marco justo para todos", subrayó.
DEMANDA DESESTIMADA
Por otro lado, el director de Cabify en España señaló que, la pasada semana, el Juzgado de los Mercantil número 12 de Madrid "desestimó íntegramente" la demanda interpuesta en 2015 por la Federación Profesional del Taxi de Madrid contra su empresa.
Silveyra indicó que esta demanda fue rechazada al estimar que las normas supuestamente infringidas en que se funda "no imponen obligaciones a la empresa demandada" y señaló que no se ha podido demostrar que la compañía haya inducido a los titulares de las licencias VTC a cometer ninguna infracción, como circular captando clientes.
"Es un gran hito para Cabify y una confirmación categórica de la legalidad de nuestros servicios algo que llevamos defendiendo con rotundidad desde nuestros orígenes en Madrid en 2011. Nos enorgullece ser una empresa éticamente intachable, y esta legalidad forma parte del ADN intrínseco de la compañía, siendo fruto del gran trabajo y esfuerzo invertido diariamente por todos los empleados (directos e indirectos)", subrayó.
En esta línea, confirmó que Cabify "no es una empresa de transporte", sino una agencia de viajes que se rige por propia normativa, al tiempo que apuntó que la corporación obliga a sus colaboradores a actuar de forma legal.
Igualmente, añadió que no ha quedado acreditado que los conductores de VTC cometan infracciones en materia de transporte y resaltó que la proximidad del vehículo respecto al punto de recogida del pasajero no determina que el conductor esté "captando clientes".
Por otra parte, Silveyra resaltó que los episodios de violencia vividos por los conductores VTC "manifiestan una actitud condenable" de ciertos colectivos pertenecientes al gremio del taxi, unos grupos que considera "minoritarios" y que no representan a la totalidad de los trabajadores de dicho sector.
En cuanto a la evolución de la compañía en España, el director general de Cabify en el mercado español, indicó que en la actualidad están manteniendo un ritmo de crecimiento mensual de más del 20 por ciento y su previsión es cerrar el año actual con un incremento de flota del 300 por ciento.