La Audiencia Provincial de Sevilla ha rechazado la petición de libertad planteada por el abogado de Sara L.H., la madre de los dos bebés hallados congelados en noviembre del pasado año 2012 en una vivienda del municipio sevillano de Pilas, hechos por los que se encuentra interna en la cárcel de mujeres de Alcalá de Guadaíra.
De este modo, fuentes del caso han informado a Europa Press de que la Audiencia Provincial ha dictado un auto en el que confirma la decisión adoptada por el juez de Primera Instancia e Instrucción número 3 de Sanlúcar la Mayor.
Para tomar esta decisión, la Audiencia Provincial ha aludido al riesgo de fuga existente y a la cercanía de la celebración del juicio con jurado popular, en el que la acusación particular que ejerce el marido de la acusada pedirá para ésta 40 años de cárcel por dos delitos de asesinato.
El abogado de la imputada había solicitado su puesta en libertad alegando, entre otros motivos, que posee arraigo y que no existe riesgo de fuga, esgrimiendo además un informe aportado por él mismo a la causa en el que un perito especialista en Medicina Legal concluye que los bebés no presentaban signos de violencia y que no se pueden establecer "el mecanismo, la causa o la fecha" de su muerte.
Los médicos forenses que practicaron la autopsia a los dos bebés ya ratificaron que ambos nacieron vivos y fallecieron por "asfixia mecánica". Así, concretaron que el primero de los bebés, localizado en un congelador el pasado 9 de noviembre de 2012, murió por asfixia, probablemente por inmersión en agua, es decir, ahogado.
Y es que, en su declaración, la imputada reconoció que dio a luz en la bañera del domicilio en el que convivía junto a su marido y sus dos hijos menores de edad.
Respecto al segundo de los bebés, encontrado el 27 de noviembre en un arcón congelador distinto al primero, los forenses confirmaron que también falleció por "asfixia mecánica", aunque en este caso, y debido a su peor estado de conservación, no han podido determinar el mecanismo de la asfixia y si ésta también fue por inmersión.
La imputada relató en su declaración judicial que el primero de los partos tuvo lugar el día 24 de junio de 2011, cuando aprovechó que su marido y sus dos hijos habían abandonado la vivienda familiar tras desayunar para dirigirse a la bañera, donde finalmente dio a luz, asegurando que el recién nacido "ni lloraba ni se movía", por lo que creyó que había nacido muerto.
En este sentido, la imputada explicó que se metió en la bañera "porque sabía que no había tiempo, estaba muy nerviosa y tenía miedo", señalando que el parto se produjo "muy rápido, en muy pocos minutos, a la segunda o tercera contracción", momento en el que abrió el grifo "para evitar que el bebé se golpeara" en la bañera.
METIÓ EL BEBÉ EN UNA BOLSA
La imputada afirmó que el menor "no estuvo mucho tiempo sumergido" en el agua de la bañera, así como dijo no recordar haberle cortado el cordón umbilical, "aunque sí lo presionó para que no sangrara", añadiendo que a continuación "expulsó la placenta y quitó el agua, permaneciendo sangrando un rato".
Después, "metió el bebé en una bolsa, la ató y la guardó" en el congelador, ya que "no le parecía bien tirarlo en un contenedor", dijo en su declaración ante el juez instructor, en la que también aseguró que "no quería desprenderse de él ni olvidarlo".
Respecto al segundo de los bebés hallados congelados, que llevaba más tiempo en el congelador que el primero al ser de un parto anterior, dijo no recordar nada de haber estado embarazada.