La Audiencia Provincial de Sevilla ha absuelto a un joven de 24 años, identificado como I.M.M., de abusar sexualmente de su novia de 15 años, ya que resta credibilidad a su testimonio y considera que las relaciones sexuales fueron "consentidas" por ésta, en contra del criterio de la Fiscalía, que pidió para el acusado 15 años y cinco meses de cárcel por abusos sexuales continuados, delitos de maltrato habitual, violencia de género, robo con violencia y robo con intimidación.
En la sentencia, consultada por Europa Press, la Sección Cuarta de la Audiencia Provincial de Sevilla considera probado únicamente que el imputado, que por aquellas fechas acababa de cumplir 20 años, mantuvo una relación de noviazgo con la menor entre noviembre de 2009 y febrero de 2010.
La Audiencia añade que, desde finales de 2009, ambos mantuvieron "de forma consentida" relaciones sexuales esporádicas durante las que "normalmente fumaban porros", señalando que, una vez concluida la relación en febrero de 2010 y después de varios meses sin contacto alguno, a primeros de septiembre de ese año ambos mantuvieron conversaciones por teléfono y mediante mensajes en el Tuenti.
En ese momento, la menor decidió denunciar al joven alegando que "creía que le ponía alguna sustancia en una botella de agua de la que ella bebía" que le dejaba "atontada" y "sin fuerzas" para evitar las agresiones, pero la Audiencia dice que "no se ha probado la existencia de ningún tipo de sustancia que mermase su capacidad volitiva, salvo los efectos propios de atontamiento y relajamiento que producen los porros en una persona que por su juventud parece ser que no estuviera habituada".
"No se comprende cómo, tras una primera vez, la menor se dejase engañar siempre del mismo modo y necesitase en todas las ocasiones beber agua de una botella 'adulterada' antes de mantener relaciones sexuales", asevera la Audiencia, que subraya que las relaciones "fueron libremente consentidas", y "buena prueba de ello es que la primera vez que ocurrieron no lo denunció a nadie, ni a sus amigos del grupo, ni a sus padres y tampoco lo denunció ante la Policía".
El acusado "no niega ante la Policía haber mantenido dichas relaciones sexuales, pero siempre añade que 'nunca la obligó' y que siempre fueron voluntarias", y en su declaración dijo que las relaciones las mantenían en la cama de matrimonio de los padres de la menor, "mientras les esperaban en la sala contigua su amigo y su novia", por lo que la Audiencia concluye que "no se comprende que, ni siquiera momentos después de la agresión, contara lo sucedido a esta pareja que estaba en la casa, o bien posteriormente a sus padres".
La Audiencia dice que no ha quedado probado ninguno de los delitos que se imputaban al acusado por parte de la menor, quien aseguró que, "pasado el primer mes" de noviazgo, "los hechos fueron cada vez más graves, con reiteradas patadas y bocados", no obstante lo cual no acudió a los servicios sanitarios y les dijo a sus padres que los golpes "eran producto de una caída o golpes involuntarios", a lo que se suma que no formuló la denuncia hasta pasados siete meses de la ruptura de la relación.
La menor también denunció que el acusado le obligó a entregarle una cámara de vídeo de sus padres y una play station tras propinarle dos puñetazos en el abdomen, pero la Audiencia asevera que el único supuesto testigo de los hechos, un primo de la presunta víctima, "negó con rotundidad en el juicio que presenciara tales hechos".
Igualmente, la menor denunció que el imputado "le pidió, borracho, 50 euros", y en una segunda ocasión "le volvió a pedir dinero atemorizándola con quitarle el bolso", algo a lo que la Audiencia resta credibilidad.
Los magistrados concluyen que, en este caso, "la única prueba relevante aportada por la acusación consiste en el propio testimonio de la víctima", pero "una máxima común de experiencia" impide otorgarle validez al mismo, pues, entre otras cosas, la menor reconoció en el juicio "que se inventó que estaba embarazada" y se lo dijo "a todo el mundo".
Según la Audiencia, "no se comprende" que mantuviera "durante más de tres meses una simple relación de noviazgo tan accidentada, sin que llegase a denunciar los hechos tan graves que ahora cuenta ni a sus padres ni a otros amigos, ni a sus profesores", a lo que se suma que "no acudió a ningún centro médico".