La conferencia de la Real Academia de San Romualdo del passo martes no fue una más en el programa del curso; también la manera que la Institución ha elegido para conmemorar el 200 aniversario de la apertura del Museo Nacional de El Prado.
Y para ello contó con la presencia de Manuela Mena Marqués, exjefa y exdirectora de Conservación de Pintura del siglo XVIII y Goya de la citada pinacoteca, que ofreció la conferencia titulada
Goya y Cádiz, un punto de partida hacia la modernidad.
Fue presentada por el vicepresidente de la Academia, Juan Torrejón Chaves, quien destacó en sus palabras las numerosas exposiciones que Mena Cortés ha organizado y las publicaciones sobre las materias de su especialización, haciendo referencia especialmente a muestras pictóricas de la pintura italiana, española y de Goya.
La conferenciante ofreció una disertación transversal entre la vida de Goya, su obra y su decisión de residir en Cádiz durante un tiempo determinado por razones que aún se desconocen y a las que Manuela Mena se aproximó relacionándolas con la riqueza cultural y de pensamiento de la ciudad gaditana y su entorno, sus amistades con hombres ilustrados como Cea Bermúdez, Martín Zapater, Sebastián Martínez o el gaditano Vargas Ponce.
En todo caso, fue rotunda al negar la leyenda de los objetivos de Goya de trasladarse tras los pasos propiciados por el interés sentimental hacia la duquesa de Alba.
Mena basó su disertación un esquema que podríamos dividir en seis apartados: los motivos de la estancia del pintor en Cádiz, sus amistades y contactos, su obra en la ciudad y tres apartados dedicados a los Caprichos, las llamadas Diversiones Nacionales en las que hizo referencia a la importancia del mundo del toreo en la pintura de Goya y los Cuadernos del artista.
Apoyada en imágenes proyectadas a lo largo de su exposición, hizo referencia al año 1793, cuando Goya viene por vez primera a Cádiz contando 45 años de edad y lo que ello le supuso para su transformación personal en aquel momento, su particular correspondencia postal con su amigo zaragozano Martín Zapater Clavería como rico comerciante ilustrado y cómo Goya llega a ser nombrado pintor de cámara por Carlos IV tras infructuosos intentos anteriores por parte del artista.
Estancia en Cádiz Su estancia en Sevilla tras los pasos del estudio de la obra de Murillo, su salud deteriorada que es tratada “por los mejores médicos que se encuentran en Sevilla y en Cádiz” y el desmentido de que el pintor padeció sífilis, “de lo que no existe prueba alguna”, fueron también aspectos tratados por Mena Marqués, que destacó las palabras que el propio Goya remitió en 1792 a la Academia de Bellas Artes de Sevilla sobre las enseñanzas de las materias en este ámbito, solicitadas por la propia Academia, en las que calificó la pintura como “un arte tan liberal y noble”.
La conferenciante también destacó la calidad de las 80 estampas que conforman los llamados Caprichos de Goya y los valoró “porque no son caricaturas, sino obras de un nivel intelectual extraordinario”, así como las hojalatas donde pintó las Diversiones nacionales’, “con toda probabilidad compradas en Cádiz y de un material de estaño de gran calidad para pintar sobre ellas”.
Con una reseña de las pinturas de la Santa Cueva de la capital gaditana como “obras excepcionales en las Goya se dejó el pellejo artístico y se leyó los Evangelios para un total conocimiento de los motivos”, finalizó la disertación.