La ecuación es sencilla. Si la estación de bombeo de la Venta de Vargas resulta insuficiente para lanzar toda el agua que le llega hacia la Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR) y en determinados momentos produce problemas de inundaciones, se necesita una segunda estación de bombeo lo suficientemente alejada de la actual como para dividir las fuerzas.
La construcción de esa segunda estación de bombeo sería en la zona de Bahía Sur, con lo que bombearía a la EDAR todas las aguas residuales de la zona norte de la ciudad, descongestionando la estación de la Venta de Vargas, única por ahora.
Esta estación lleva todo el agua de la ciudad a la EDAR a través de la zona sur, por Gallineras, hasta la estación que existe en la bifurcación con la avenida de la Constitución, sin que exista un anillo Casería-Ardila, que alivie su actividad.
Eso es lo que está intentando hacer el alcalde de San Fernando, José Loaiza, aunque el proyecto por ahora es más una intención que un proyecto, pero por la intención se empieza. Sobre todo cuando se tiene claro cuál puede ser el mecanismo para construirla y, además, que no suponga una inversión inasumible para el Ayuntamiento.
José Loaiza ha estado en Bruselas esta semana para atender obligaciones del Partido Popular. Esto es y para los que tienen siempre la escopeta cargada, que no le ha pasado los gastos al Ayuntamiento de San Fernando.
Lo que sí ha hecho ha sido aprovechar que el Guadalquivir pasa por Sevilla para intentar articular el proyecto que pudiera contar con una subvención europea, aunque no es el principal objetivo.
Esa subvención, no obstante, no supondría que Europa ponga el dinero y aquí paz y después gloria porque esos tiempos han pasado, sino que aporte una parte que complete la inversión de una empresa privada, porque en último caso se trataría de un proyecto público-privado y sobre todo, más privado que público.
El sistema de financiación y de explotación es parecido al de las autopistas de peaje, construidas por empresas inversoras y consiste en que la mercantil invierta en el proyecto y el Ayuntamiento, en este caso, alquile la infraestructura a la concesionaria durante el periodo de años que se estipule, sin perjuicio de que pasado el tiempo estipulado la obra pudiera ser rescatada. No obstante, ese asunto ni se plantea por ahora, aunque se contemplara en el contrato.
Lo principal, en estos primeros momentos, es articular el mecanismo de financiación, tanto con Europa como con las posibles empresas que podrían resultar concesionarias y que en el caso de San Fernando son pocas las capacitadas para realizar esa obra y que estén prestando servicios de esa índole o lo puedan prestar en un futuro.