La parroquia de San Francisco sigue avanzando en la celebración de su 250 aniversario y lo hizo anoche con un concierto de la Banda Sinfónica de San Fernando, la Banda de Infantería de Marina y la Coral Logar de la Puente pusieron el listón muy alto.
La Coral Logar de la Puente, con la dirección de Francisco José González García, cantó Misericordias Domini, de H. Jan Botor, Chi ci separerá, de M. Frisina, el Ave Verum, de K. Jenkins y el Ave María de G. Caccini. Era un inicio solemne, propio de la Cuaresma y de una efeméride como la que celebra la hoy iglesia vaticana y castrense.
La Banda Sinfónica de San Fernando interpretó a renglón seguido las marchas procesionales La Sagrada Cena, de Pedro Gámez Laserna, El Dulce Nombre, de López Farfán y La Vía Sacra, de Rafael Wals, bajo la dirección de Juan Máximo Rodríguez Peinado, con uniforme de Infantería de Marina, pues a la vez, es director de la Banda de música del Tercio Sur de Infantería de Marina y de la banda Sinfónica de San Fernando.
Precisamente, la Banda de Música del Tercio Sur, bajo la dirección de Juan Máximo Rodríguez Peinado interpretó las marchas Oración a la Virgen Macarena, de J.E. de la Vega, Getsemaní, de Ricardo Dorado y Mektub, de Mariano San Miguel. Marchas clásicas interpretadas durante años por la banda de Infantería tras el Santo Entierro, las dos últimas.
La banda Sinfónica de San Fernando y la de Infantería de Marina se unieron para interpretar Virgen de la Victoria, de F. Barril y una solemnísima Virgen del Valle, de Vicente Gómez Zarzuela, que colmaba las expectativas del público. Se estaba ante la banda perfecta en base a la calidad y experiencia de sus músicos y a la afinación y solemnidad con la que se interpretaron las marchas.
Por último, a las dos bandas de música se unieron a las voces de la Coral Logar de la Puente con Graduale, de Cherubini y Ofrenda del Marinero, de Sáenz de Adana, para terminar, como no podía ser de otra forma en un templo castrense, con la Salve Marinera, de Oudrid.
El concierto, a pesar de coincidir con varios actos, llenó por completo la iglesia castrense de San Francisco, colmando sus naves laterales de un público que disfrutó de un concierto, digno de repetición.