Recuperar el estilo victoriano que, a principios del siglo XX, tuvieron los jardines del hotel Reina Victoria. Ese ha sido el encargo que ha recibido la paisajista Alexandra Pichardo, que lleva varios meses en Ronda intentando devolver el aspecto original a los más de 15.000 metros cuadrados de jardines que rodean al centenario y espectacular hotel.
Pichardo es la asesora paisajista de la cadena Hoteles Catalonia. Natural de República Dominicana, afirma que los mayores y mejores jardines de esta cadena de hoteles están en el Caribe, y cita, como ejemplo, el estilo colonial del complejo de Méjico; la exuberancia del hotel de la propia República Dominicana... Ahora, la recuperación paisajística de los jardines del Reina Victoria, convertirán a este hotel en el primero de España con una extensión tan importante de jardines: «El jardín se convertirá en un atractivo más del hotel; se quiere que así sea», explica a RONDA SEMANAL Alexandra.
La paisajista llegó a Ronda hace vario meses, y aquí ha realizado una profunda labor de investigación y documentación para conocer cómo era el aspecto original de los jardines y, sobre todo, cuál fue su evolución. La idea, contra lo que pueda parecer, la simple y a la vez compleja recuperación del estado inicial de los jardines. Se pretende una mejora, con perspectiva actual, de la usanza tradicional, con claras miras a la usanza tradicional inglesa, por el estilo victoriano del establecimiento hotelero.
Así, Pichardo relata cómo, tras su indagación, ha encontrado viejas fotografías donde aparece una meseta totalmente despoblada de árboles y plantas tras la construcción del bello edificio; en imágenes de 1915, sin embargo, se pueden ver unas pequeñas phoenix canariensis recién plantadas; son las actualmente imponentes palmeras del jardín trasero del hotel, en la zona que da al Tajo: «Muchas de aquellas palmeras que llegaron entonces están aún también en otras zonas de Ronda, por lo que he podido comprobar», relata la experta, quien comenta que estas plantaciones coinciden con el diseño y plantación de los jardines de la Casa del Rey Moro a cargo del francés Forestier. Así, «los ejemplares que se han conservado en el Hotel tienen más de 100 años», relata Pichardo.
Inicialmente, además, el hotel no tuvo parterres, cuando en la actual estos espacios ajardinados, y que suponen el mayor trabajo de recuperación, ocupan unos 6.000 metros cuadrados de la propiedad. Datan de los años 30, «cuando se observa un cierto esfuerzo por crear una estructura de paseos». En torno a ellos, una inmensa zona de pinares completan estos jardines.
Para Alexandra Pichardo la experiencia es única, puesto que es su primera vez en restaurar un jardín victoriano a grandísima escala, tras una pequeña experiencia en un jardín colonial en el Hotel Playa Maroma, en el Caribe: «He tenido en cuenta las estructuras; los fortísimos contrastes de colores; las plantas aromatizantes y ciertas estructuras barrocas, todas características de un jardín victoriano», si bien Pichardo quería que Andalucía y el entorno en que nos encontramos tuvieran algo que decir. Así, entre las más de 26.000 plantas que han llegado a Ronda las últimas semanas, muchas de ellas de otros países europeos como Holanda, hay también geranios, petunias o las llamadas banderas españolas, flores que mezclan los colores de la enseña nacional: «Los ingleses no tuvieron eso en cuenta, y lo hemos corregido». Y tanto es así que ciertas estructuras de los jardines de lugares como el Generalife y la Alhambra se han tenido en cuenta para las nuevas composiciones.
Aún así, y pese a todo el trabajo ya hecho, «un jardín no se hace de un día para otro. Ahora estamos empezando; hemos plantado especies que puedan resistir un invierno que, según me cuentan, es muy duro y frío al lado de la cornisa del Tajo. Así que estos jardines tendrán que ir madurando con el paso de los años». Para ello, el trabajo de Pichardo, además del diseño, ha estado fundamentalmente en formar a cuatro jardineros rondeños: «Son extraordinarios, apasionados de Ronda, y ya conocen la virtudes del estilo victoriano que deben dominar, porque yo me marcho, pero ellos se quedan y tendrán que ser quienes cuiden los jardines», concluye.