“Lo he intentado y no he hecho ninguna de las dos bien. Me da la sensación de que soy bastante limitado, y no lo digo porque sea un perfeccionista sino por incapacidad” reconoce en una entrevista con Efe en un descanso de los ensayos de La Realidad (The Real Thing), que se estrenará en el Teatro María Guerrero el próximo 28 de enero.
“A mí lo que me apetece es disfrutar en los ensayos con el resto de actores, repasar, estudiar, dedicarme en cuerpo y alma al proyecto. Sé que muchos compañeros, sobre todo actrices, son capaces de hacer varias cosas a la vez y hacerlo muy bien. Yo, simplemente, no sé”, revela.
Cámara (Albeda de Iregua, La Rioja, 1967) debutó profesionalmente, allá por 1991, en el teatro, con un “papelito” que le dio Miguel Narros en El caballero de Olmedo, pero no se ha prodigado en la escena porque “sólo” ha actuado en El desdén con el desdén y Como en las mejores familias, hace ya seis años.
Mientras, en cine ha hecho de “lo mejor” con “los mejores”, con “taquillazos” como Torrente, el brazo tonto de la ley o las aclamadas Hable con ella o La vida secreta de las palabras, y en televisión ha sido durante tres temporadas el “distraído” de Siete vidas y, recientemente, el combativo abogado de Lex.
“Me era muy difícil decir que no a La Realidad, porque admiro mucho a Stoppard; nunca había actuado en el María Guerrero; sólo estará en cartel seis semanas y no habrá gira; me lo ofreció Natalia Menéndez, con la que trabajé en su montaje de final de carrera y acabo de terminar Que se mueran los feos –que se estrenará el 23 de abril– y hasta mayo no empezaré con otra cosa”, enumera.
El actor subraya que Stoppard –guionista de Shakespeare in love– juega en esta obra, estrenada en 1982, “al teatro dentro del teatro” con un dominio “magistral” de la arquitectura dramática y, a la vez, con una implicación personal que quizá explique por qué está considerada una de las mejores piezas británicas de finales del siglo XX.
Los actores protagonistas -Cámara, Pujalte, Juan Codina y Arantxa Aranguren- se están llevando “lo suyo”, afirma, porque la obra les recuerda “mucho” a ellos mismos y a sus propias experiencias.