El 3% de los sufragios el próximo 19 de jnuio garantizaría el primer diputadoautonómico para el Partido Animalista Contra el Maltrato Animal (Pacma), pero, según el Barómetro Andaluz publicado el pasado 6 de abril por el Centro de Estudios Andaluces (Centra), dependiente de la Consejería de la Presidencia, Administración Pública e Interior, bastaría el 2,3% para hacer historia.
“No vamos a escatimar recursos económicos, humanos y tiempo para conseguirlo”, promete Cristina García, algecireña afincada en Málaga, abogada especialista en derecho animal de solo 35 años, y candidata a la Presidencia de la Junta de Andalucía por la primera fuerza política extraparlamentaria.
García es también vicepresidenta nacional de Pacma. Responsable provincial de la formación durante años, dio el salto convencida de que había que imprimir un giro a la estrategia política llevada hasta ahora porque las siglas comenzaron a flaquear en las urnas en el ámbito nacional. En Andalucía, no obstante, sigue creciendo: en 2015, obtuvo 31840; en 2018, 69.660.
“Queremos que los andaluces no se enteren, como pasa en muchos casos, de que concurrimos a las urnas hasta el mismo día de las elecciones”. Por ello, la candidata del partido amimalista ultima los equipos para recorrer toda la geografía andaluza, trascendiendo a las redes sociales, y pisando calle, y el programa electoral. Para esta cita con las urnas, “las propuestas con respecto al derecho animal supondrá en torno al 50% del total del documento”, avanza, ganando protagonismo la lucha contra el cambio climático.
Habrá espacio, asimismo, para iniciativas como la supresión de las diputaciones; un pacto contra la corrupción; la ansiada reforma electoral, que ha impedido que hayan obtenido representación tradicionalmente, “porque injusta y antidemocráticamente, facilita que se repartan el pastel los partidos fuertes”; o el veganismo.
Con un votante de entre 30 y 50 años y feminizado, presumiblemente de izquierdas, Pacma ha sido objeto de furibundos ataques de simpatizantes de Unidas Podemos en redes sociales. García marca distancia, tanto con el PSOE como con la formación morada, con las que no está de acuerdo por, entre otras cosas, los planteamientos para la reforma del Código Penal, que permitirá a los maltratadores de animales la permuta de condena a prisión por multa. “A efectos prácticos, la izquierda no es animalista”, remacha.
No descarta, no obstante, dar su apoyo a un Gobierno entre ambas fuerzas si la aritmética lo permite. Con quien no podrá entenderse es con Vox y PP porque, ante un posible pacto, la tauromaquia y la caza marcarían las líneas rojas.