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La oposición israelí anuncia un insólito acuerdo de Gobierno, sin Benjamín Netanyahu

Lo anticiparon el sábado, casi que lo anunciaron el domingo, y desde el lunes habían mantenido el país entero en vilo, pero finalmente lo confirmaron

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Los partidos opositores israelíes alcanzaron hoy un acuerdo para formar una coalición sin el actual primer ministro, Benjamín Netanyahu, que, en caso de ratificarse el Gobierno en el Parlamento, perdería el cargo después de doce años seguidos en el poder.

Lo anticiparon el sábado, casi que lo anunciaron el domingo, y desde el lunes habían mantenido el país entero en vilo, pero finalmente lo confirmaron: el bloque opositor a Netanyahu llegó a un acuerdo para formar Gobierno.

Poco antes de la medianoche, cuando acababa su plazo para conformar un Ejecutivo, el líder de la oposición, Yair Lapid, comunicó al presidente de Israel, Reuvén Rivlin, que ha logrado un pacto de gobierno en el que estarían implicados otros siete partidos de la oposición.

"Me comprometo con usted, señor presidente, a que este gobierno trabajará para servir a todos los ciudadanos de Israel", dijo Lapid, que agregó que hará todo lo que esté a su alcance "para unir a todas las partes de la sociedad israelí.

Este Ejecutivo, que debe ser ratificado en los próximos doce días, consistirá de una extraña mezcla de partidos, incluyendo a ultraderechistas e izquierdistas, religiosos y laicos, y hasta un partido islamista, algo insólito en la historia del país.

Otra de sus particularidades será que contará con dos primeros ministros: el ultranacionalista religioso Naftali Benet, líder de Yamina, ocupará el cargo durante dos años antes de transferirlo al centrista laico Lapid, que encabeza la formación Yesh Atid.

El documento fundacional del nuevo Ejecutivo cuenta además con las firmas de los líderes de los otros seis partidos que lo componen: el ultraderechista Israel Nuestro Hogar, el centroderechista Azul y Blanco, el centroizquierdista Partido Laborista, el izquierdista y pacifista Meretz y el islamista Raam.

Aunque las carteras ministeriales aún no estén formalmente divididas, medios locales informaron hoy que Beny Gantz, líder de Azul y Blanco, continuaría en el cargo de ministro de Defensa, y que Lapid y Benet se alternarían también en el puesto de ministro de Asuntos de Exteriores, cuando no ocupen el de primer ministro.

La cartera de Justicia la ocuparía Guideon Saar, que encabeza Nueva Esperanza; mientras que Avigdor Lieberman, de Israel Nuestro Hogar, estaría al frente de Finanzas.

Por otra parte, la líder laborista Merav Michaeli sería la nueva ministra de Transporte; y Nitzán Horowitz, líder de Meretz, dirigirá la cartera de Sanidad.

El acuerdo de rotación entre Benet y Lapid prevé que el primero ocupe el cargo de primer ministro hasta septiembre de 2023, cuando cedería el testigo a Lapid -hasta ese momento ministro de Exteriores- que ejercerá de jefe del Gobierno hasta noviembre de 2025.

Todo esto, sin embargo, depende de que el nuevo Gobierno cuente con el apoyo de al menos 61 diputados durante la jura en el Parlamento, algo que todavía no está garantizado.

Hasta ese momento, e incluso ese mismo día durante la ceremonia, nada estará cerrado y todo puede cambiar, ya que los acuerdos alcanzados hoy por los partidos son de carácter político y no los comprometen legalmente, explicó a Efe el abogado Tomer Naor, miembro del Movimiento por un Gobierno de Calidad en Israel.

Esto resulta especialmente relevante considerando la fragilidad de la coalición anunciada hoy, no solo por la diversidad de partidos que la componen sino por contar con una mayoría muy ajustada de tan solo 62 diputados de una Cámara de 120.

Mientras que un miembro de Yamina ya ha adelantado que podría votar en contra de la formación del nuevo Gobierno, otros han expresado sus dudas, por lo que los próximos días serán decisivos para la continuación de negociaciones e intentos de acuerdos para garantizar los votos necesarios.

Por otra parte, los partidos que no forman parte del nuevo Ejecutivo, incluyendo al Likud de Netanyahu, tienen la posibilidad de disputar la legalidad de los acuerdos alcanzados, en un intento de obstaculizar su formación.

De concretarse la formación de esta coalición, Benjamín Netanyahu abandonaría el cargo de primer ministro tras 12 años, y pasaría a liderar la oposición a través de su partido, el Likud.

Además, Israel saldría de un bloqueo político de más de dos años y que incluyó cuatro elecciones generales.

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