Los abogados de la acusación en el caso de la activista egipcia Shaima al Sabag, asesinada durante una represión policial en El Cairo el pasado 24 de enero, pidieron hoy que, además del policía supuesto autor del crimen, se procese al exministro egipcio de Interior, Mohamed Ibrahim.
En declaraciones a Efe, el abogado de la acusación Salah al Salman afirmó que Ibrahim "es el responsable de dar las órdenes a los agentes de Policía para que repriman las manifestaciones" y debe también asumir la "responsabilidad civil" del asesinato y los daños causados.
Según aseguró la Fiscalía en la primera sesión de este juicio, que se celebró hoy en el Tribunal Penal del sur de El Cairo, las investigaciones revelaron que la muerte de Al Sabag se produjo por una herida causada por perdigones disparados contra ella por un oficial antidisturbios.
Asimismo, precisó que los mismos disparos causaron heridas a otros dos manifestantes que participaban en un acto convocado por el partido Alianza Popular Socialista, del que formaba parte Al Sabag.
El suceso tuvo lugar el pasado 24 de enero, cuando la activista pretendía junto a otros compañeros colocar una corona de flores en la plaza Tahrir en honor de las víctimas de la revolución contra el dictador Hosni Mubarak, que estalló el 25 de enero de 2011, pero las fuerzas de seguridad les dispersaron por la fuerza.
Durante la sesión de hoy el oficial procesado, el teniente primero Yasin Salahedín, negó las acusaciones que le atribuyó la Fiscalía de homicidio involuntario y de causar heridas con premeditación a otros dos manifestantes.
El tribunal ordenó la detención preventiva del oficial procesado y decidió reanudar el juicio el próximo jueves.
Varios días después de la muerte de Al Sabag, el Ministerio de Interior, encabezado entonces por Ibrahim, convocó a la prensa internacional residente en Egipto para criticar lo que sus dirigentes consideraron una cobertura parcial de los hechos y para negar la responsabilidad de la Policía.
La muerte de Al Sabag, de 33 años, causó una gran polémica en el país y varios partidos de tendencia izquierdista amenazaron con boicotear las elecciones parlamentarias, que fueron aplazadas luego, en protesta por su muerte.
Una fotografía suya publicada en los medios, en la que aparece momentos antes de su muerte, salpicada de sangre, con la mirada perdida y abrazada por un hombre de rodillas, se ha convertido en un nuevo símbolo para aquellos que rechazan a las autoridades surgidas tras el golpe de Estado del 3 de julio de 2013.
Las autoridades siguen reprimiendo a los islamistas y los jóvenes activistas desde que en julio de 2013 el Ejército depuso al presidente Mohamed Mursi, miembro de los Hermanos Musulmanes, grupo islamista que a finales de ese año fue declarado terrorista.