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Una de las jóvenes de Cleveland recuerda su cautiverio en televisión

En agosto de 2013, Castro fue condenado a cadena perpetua, tras declararse culpable de 937 cargos, incluyendo asesinato y secuestro. Se suicidó en su celda de la prisión de Ohio el pasado 4 de septiembre

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Michelle Knight, una de las mujeres secuestradas en Cleveland, recuerda su cautiverio en un programa de televisión, seis meses después de ser liberada de la que fue conocida como 'la casa de los horrores', donde Ariel Castro la mantuvo encerrada durante 11 años junto a Amanda Berry y Georgina de Jesús.

   En un avance de la entrevista, que será emitida esta semana en 'El show del Dr Phil' --en el que el conocido psicólogo clínico Phil McGraw ofrece ayuda a los entrevistados--, Knight asegura que fue atada de pies y manos con un cable naranja y colgada "como un pez" de la pared, a modo de "adorno".

   Según recoge la CNN, en el programa se abordarán detalles sobre cómo Castro sometió a Knight a torturas. Entre ellas, incide en cómo fue amordazada y golpeada hasta abortar o cómo el secuestrador le encadenaba con un casco de moto en la cabeza durante días enteros sin poder ni siquiera tumbarse en el suelo para dormir.

   En su testimonio, Knight también se refiere a la "obsesión" de Castro con las prostitutas. "Estaba obsesionado y pensaba que yo también era una prostituta de 13 años de edad. De hecho, cuando se enteró de mi edad real se enfadó mucho" --tenía 21 años cuando desapareció en 2002--. "Después de 11 años, por fin estoy siendo escuchada y eso resulta liberador", concluye.

   En agosto de 2013, Castro fue condenado a cadena perpetua, tras declararse culpable de 937 cargos, incluyendo asesinato y secuestro. Se suicidó en su celda de la prisión de Ohio el pasado 4 de septiembre.

   Castro, de 53 años de edad, capturó a Michelle Knight, Amanda Berry y Georgina de Jesús en 2002. Desde entonces las mantuvo en cautiverio y las sometió a varios abusos sexuales, llegando a tener una hija. Las tres fueron liberadas el pasado mes de mayo, después de que una de ellas pidiera ayuda a un vecino aprovechando una salida del secuestrador.

   "No soy un monstruo, solo estoy enfermo", dijo, en la última sesión del juicio celebrado en su contra, asegurando que era un adicto al sexo y a la pornografía. "Tengo una adicción, igual que los alcohólicos", argumentó.

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