Ante el repunte de salidas hacia Europa por el Mediterráneo Central
La jefa del Gobierno italiano, Giorgia Meloni regresa hoy a Túnez, después de la visita relámpago del pasado martes, esta vez acompañada de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el primer ministro neerlandés, Mark Rutte, en busca de un acuerdo migratorio ante el repunte de salidas hacia Europa por el Mediterráneo Central.
El presidente tunecino, Kais Said -que ayer realizó una mediática visita a migrantes subsaharianas en la ciudad costera de Sfax, punto caliente en la ruta migratoria- se reunirá con los tres líderes europeos para abordar "un acuerdo de cooperación en materia de economía, energía y migración", adelantó la Comisión.
"Todos somos africanos. Estos inmigrantes son nuestros hermanos y los respetamos, pero la situación en Túnez no es normal y debemos poner fin a este problema", declaró Said y advirtió que el Estado tunecino no puede hacer de "guardia fronterizo de otros países".
La situación de la comunidad subsahariana -estimada en 60.000 personas con entre el 10% y el 15% en situación irregular- se agravó desde que el presidente tunecino les acusase en febrero de formar parte de un complot para cambiar la identidad "arabo-musulmana", factor que según organizaciones humanitarias alentó las salidas por mar y hacen de Túnez un "país no seguro".
En el marco europeo, los Veintisiete alcanzaron esta semana un acuerdo para reformar las normas de asilo, que obliga a repartir cuotas de refugiados por todo el bloque comunitario y abre la opción a no reubicar inmigrantes y pagar en su lugar 20.000 euros por persona a un fondo administrado por Bruselas.
El primer ministro neerlandés dijo antes de esta visita que sus esperanzas están puestas en un pacto entre la Unión Europea y Túnez para reducir el número de refugiados que cruzan el Mediterráneo al permitir que sus solicitudes se procesen en el país del norte de África.
En marzo, Rutte y Meloni apostaron por impulsar acuerdos de alojamiento de refugiados con terceros países africanos.
El telón de fondo en Túnez, el préstamo de 1.900 millones de dólares del Fondo Monetario Internacional (FMI) para aliviar al país de la grave crisis financiera y económica que arrastra a cambio de un paquete de reformas para reducir el gasto público que el presidente tunecino, que se arrogó plenos poderes en 2021, ha rechazado aplicar.
Mientras el FMI pide garantías, Meloni defiende la entrega de un primer tramo del crédito para contribuir a la estabilización económica del país norteafricano con el objetivo puesto en la contención de los flujos migratorios.
La agencia global de calificación crediticia Fitch rebajó el viernes la nota de Túnez de CCC+ a CCC- como reflejo de "la incertidumbre" "para movilizar fondos suficientes para cumplir con su amplio requisito de financiación".
Según el Ministerio de Exteriores italiano, durante los cinco primeros meses llegaron a sus costas cerca de 50.000 personas- un 155% más que durante el mismo periodo del año pasado- de las cuales más de la mitad partieron desde Túnez mientras los guardacostas tunecinos interceptaron un total de 23.000 migrantes.