Los días han sido fijados ayer por la Junta de Portavoces del Congreso, después de que el presidente de la institución, José Bono, comunicara a los representantes de los grupos que el Gobierno proponía llevar la convocatoria a la segunda mitad del mes de julio.
Además, la semana siguiente tendrá lugar el debate y la votación de las propuestas de resolución de los grupos, en concreto en el pleno del 20 de julio.
No acabará con esa sesión la actividad de los diputados, porque los días 21 y 22 de ese mes han sido reservados para un pleno ordinario, dado que este año la Cámara Baja ha habilitado julio para celebrar plenos y así limitar a agosto las muy reprobadas “vacaciones parlamentarias”.
La elección de las fechas del debate de política general ha sido criticada particularmente por el PP. Su portavoz parlamentaria, Soraya Sáenz de Santamaría, ve razones “tactistas” en el Gobierno para llevar el debate a la segunda quincena, y cree que lo retrasa porque quiere “diluir” sus efectos dentro de lo que ha calificado de calendario “estratosférico”.
A su juicio, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, se ve ya “perdedor” de la cita y por eso intenta que “su soledad y debilidad extremas puedan pasar desapercibidas”.