El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, favorito para las elecciones del 30 de octubre, lanzó este miércoles la "carta a los evangélicos", un manifiesto con el que intenta aplacar la aversión de ese poderoso electorado, mayoritariamente favorable al mandatario, Jair Bolsonaro, su rival en las urnas.
El líder del Partido de los Trabajadores (PT), quien aspira a su tercer mandato, se comprometió con los evangélicos a mantener la libertad de culto y religión, a reforzar el papel de la familia y a no interferir políticamente en el uso de la fe.
"Les puedo asegurar, por tanto, que mi Gobierno no adoptará cualquier actitud que hiera la libertad de culto y plegaria o cree obstáculos al libre funcionamiento de los templos", aseguró Lula en la misiva.
El expresidente brasileño salió así al paso de los bulos difundidos en los últimos meses por el bolsonarismo, los cuales acusan falsamente a Lula de su intención de cerrar iglesias en caso de vencer las elecciones del 30 de octubre.
Sin citar directamente a Bolsonaro, el antiguo sindicalista denunció en la carta "el uso político de la fe" con "fines electorales" y recalcó que su Gobierno "jamás usará símbolos de su fe para fines político-partidarios".
"Si el pastor quiere hacer política, que vaya a la calle, pero no puede ir a la iglesia", aseguró Lula durante su discurso ante un centenar de evangélicos reunidos en un hotel de Sao Paulo.
Declarado católico, Lula (2003-2010) también dejó claro su "respeto y admiración" por la fe de los evangélicos e insistió en la importancia de la familia, una de las principales banderas del líder de la ultraderecha brasileña, férreo defensor de los valores cristianos y la agenda conservadora.
"La familia para mí es algo sagrado", subrayó Lula, acompañado por algunos correligionarios evangélicos, como la diputada electa y exministra Marina Silva.
La "Carta a los evangélicos" pareció ser inspirada en la misiva suscrita por el dirigente progresista en 2002 para apaciguar los ánimos de los inversores, nerviosos ante su inminente llegada al poder.
Lula se comprometió entonces con el equilibrio fiscal y las cuentas públicas, convirtiéndose así en el consentido de los mercados tras haber sido por años el temido izquierdista cuya llegada al poder provocaría una fuga sin precedentes de capitales de Brasil.
"SOY CONTRARIO AL ABORTO"
En su misiva, Lula dio un paso más para conquistar el apoyo de los evangélicos, una importante base electoral de Bolsonaro, y aseguró que es contrario al aborto, pero recordó que su legislación le compete al Congreso brasileño, que actualmente es de tendencia conservadora.
"Nuestro proyecto de Gobierno tiene compromisos con la vida plena en todas sus fases. Para mí la vida es sagrada, obra de las manos del creador y mi compromiso siempre fue y será con su protección", señaló el expresidente.
El compromiso, sin embargo, contrasta con las declaraciones ofrecidas al inicio de la campaña por Lula, cuando defendió el aborto, que actualmente es permitido en Brasil en algunos casos amparados por la ley, como violación o riesgo para la vida de la madre.
"Las mujeres pobres mueren intentando hacer un aborto, porque está prohibido", pero "la 'madame' puede ir a hacerse un aborto en París o elegir Berlín", cuando "la verdad es que debería ser una cuestión de salud pública, para que todo el mundo tenga derecho", declaró entonces Lula.
Esas declaraciones han sido aprovechadas a lo largo de la campaña por los movimientos de extrema derecha, que han arremetido contra Lula al calificarlo de forma peyorativa de "comunista" y "enemigo de los valores cristianos".
"Cuando decidí hacer la carta lo hice por respeto a ustedes. Se cuánto sufren las personas serias para enfrentar a los mentirosos, tanto en la iglesia evangélica como en la católica", indicó Lula.