Marcat Dance regresará al Festival Marbella Todo Danza, que celebra su decimotercera edición en el municipio malagueño del 24 de abril al 15 de mayo, para el estreno absoluto de su último trabajo El Bosque. Tras su paso en 2021 por este festival con su obra ‘Adama’ (que también fue estreno absoluto), la compañía internacional dirigida por el bailarín y coreógrafo Mario Bermúdez (Vilches, 1987) presentará ante el público una nueva pieza, que cuenta con el propio Bermúdez y con Catherine Coury (codirectora artística de Marcat Dance) y la italiana Marilisa Gallichio como bailarines e intérpretes y con la música original de José Pablo Polo. El estreno será el miércoles 27 de abril, a las 20.00 horas, en el Teatro Ciudad de Marbella (Málaga).
Me gustaba mucho la idea de estar siempre al borde pero nunca caer. Para ello me inspiré mucho en los animales, como por ejemplo en el movimiento del pájaro que acecha a su presa mientras vuela o el león que ataca y pasa de estar en reposo a activarseCon este último proyecto, Marcat Dance ha querido seguir profundizando en la línea de trabajo, investigación y creación que lleva desarrollando desde su formación en 2016 para llevar su característico lenguaje de movimiento, que tanto define a la compañía, a otros niveles. Y ese otro lugar donde experimentar y conectar con otras dinámicas del movimiento no es otro que el bosque. “Con esta pieza quería trasladarme a un lugar misterioso y para mí no es otro que un bosque, un sitio en el que puedes encontrarte y escuchar cosas que, como humanos, no escuchamos en el día a día. Y me gustaba sobre todo la idea de escuchar a la naturaleza y sus sonidos porque con la vorágine de la ciudad nos volvemos un poco sordos. Quería escuchar también el lenguaje corporal y movimientos que Marcat Dance tiene, pero sentirlo en este otro entorno, desde este otro punto de vista más animal, más puro”, explica Mario Bermúdez al respecto.
Con el objetivo de llevar el lenguaje del movimiento propio de Marcat Dance a otros lugares, en El Bosque se explorará la gravedad y el peso del movimiento desde una perspectiva más animal y terrenal. “Me gustaba mucho la idea de estar siempre al borde pero nunca caer. Para ello me inspiré mucho en los animales, como por ejemplo en el movimiento del pájaro que acecha a su presa mientras vuela o el león que ataca y pasa de estar en reposo a activarse”, incide Mario Bermúdez.
Así, en esta nueva pieza, de 60 minutos de duración, podremos ver mucho trabajo de suelo e interacciones entre intérpretes, profundamente inspiradas en el bosque, sus atmósferas, energías, sensaciones, así como de los árboles y animales que habitan en él. Mario Bermúdez, Catherine Coury y Marilisa Gallicchio formarán parte de un mundo misterioso, vivo, enérgico, luminoso a veces, y oscuro otras. Este universo que conforma el bosque, no solo servirá como inspiración para el movimiento y la coreografía de la pieza, sino también para el diseño de la iluminación y del vestuario y, por supuesto, de la composición musical original de José Pablo Polo.
Todos los elementos están íntimamente relacionados bajo el concepto del misterio del bosque para introducir al espectador en un viaje sensorial, a una inmersión hacia lo desconocido, donde la música de Polo hace las veces de corazón de la pieza. El piano es la banda sonora que acompaña a los personajes y a su evolución dentro de El Bosque tal y como explica el compositor: “Probablemente escuchar sea, de entre todas nuestras facultades, la más traidora. Mientras el conjunto de cosas que podemos ver y tocar se nos presentan como una certeza, o como algo presente sobre lo que configuramos nuestra realidad, el sonido es algo efímero, transitorio, un recuerdo de algo lejano. Adentrarse en un bosque es enfrentarse a esta incertidumbre, dialogar con una serie de sonidos que nos perturban debido al desconocimiento del origen de su fuente emisora. Esta inmersión hacia lo desconocido es el punto de partida de la composición musical para El bosque: una orquestación en tiempo real de un paisaje sonoro de naturaleza eléctrica, casi bioluminiscente, que conduce al espectador por senderos que palpitan, laberintos que resuenan con el peso de la gravedad de un sueño profundo del que no podemos despertar”.