Maribel tiene 41 años y problemas de movidad reducida por la esclerósis múltiple que padece. Desde hace cuatro años, esta vecina de Jerez está en una silla de ruedas y lidia con barreras arquitectónicas a diario, pero la que peor lleva es con la que se da de bruces cada vez que acude a su centro de salud de La Granja, uno de los pocos de la ciudad que, como denuncia, no tiene puerta automática. Esto significa que en la práctica una rutina tan sencilla como entrar en su centro sanitario la convierte en más dependiente que nunca a la hora de que algún usuario o incluso personal de administración del centro se disponga a abrirle cuando entra o le toca abandonar las dependencias sanitarias.
“Estamos hablando de un centro de salud, donde no vas a tomar café, vas al médico, y no tengo por qué estar esperando a que alguien me abra ni estar preocupada porque mi cita se me pueda pasar. La gente es muy servicial y te ayuda, pero a estas alturas eso tendría que estar arreglado”, denuncia esta usuaria a Viva Jerez, cansada de que el centro siga sin resolver esta cuestión, pese a que hace ya dos años lo solicitó por primera vez. “Me dijeron que ya lo habían pedido a la Junta de Andalucía y que no les hacían caso. Siguen igual. Y no me creo que yo sea la única persona que vaya al centro de salud en silla de ruedas. Estamos hablando de personas mayores y madres con carritos de bebés que tiene que aguantar la puerta para pasar”.
Ella, en cambio, llega sola con su silla de ruedas automática y tiene que esperar a que alguien se acerque y le ‘libere’ de esta barrera. “Es que no tienes por qué estar dependiendo de nadie y legalmente esa puerta ya no debería estar ahí, hasta el personal del centro me da la razón porque es superincomóda y también ellos mismos tienen que estar a veces abriéndola y cerrando por el tema de la calección y del aire acondicionado. En Jerez ser habla mucho de accesibilidad y de que no hay barreras arquitectónicas, cuando ni siquiera me planteo ir al centro porque no puedo”, sentencia.