Rocío Vázquez, la vecina de Los Albarizones que perdió su ojo izquierdo en la Nochevieja de 2007 tras explotarle un petardo en la cara, acaba de someterse a la que ya es su operación número 19 en doce años después de que este suceso diera un giro de 180 grados a su vida. El pasado jueves Rocío, que cuando ocurrieron los hechos tenía 24 años, volvía a entrar en el quirófano del Hospital Puerta del Mar de Cádiz para ser intervenida de un bulto en la cabeza provocado por los restos de un pequeño aparatito que le colocaron en la cabeza junto con un expansor en otra de sus operaciones para reducir el sangrado.
Después de que inicialmente los médicos se pensaran que era un quiste sebáceo y al abrir tuvieran que cerrar con urgencia, echándole siete puntos de sutura en otra intervención en otro centro de Jerez, Rocío se recupera ya de esta última operación. Tal y como explica su madre, Paqui Márquez, más allá de las secuelas físicas, pues definitivamente ha tenido que renunciar a la prótesis que le colocaron en 2010 porque su ojo la rechaza ante la deformación del párpado inferior, lo que le obliga a llevar un parque de por vida, lo peor de este terrible suceso son las secuelas psicológicas y los “palos” que ha seguido recibiendo desde aquella fatídica madrugada en la que salió a la calle para celebrar con sus vecinas la entrada del nuevo año.
Después de permanecer en la UCI ingresada y necesitar múltiples terapias y diversas operaciones, empezando por una primera intervención quirúrgica oftalmológica y maxilofacial de urgencia el mismo día del suceso, en octubre de 2013, tras una larga espera, comprobaba impotente que su caso se quedaba sin culpables. Tras el juicio, el juez acababa absolviendo a los dos acusados, vecinos de la barriada, por falta de pruebas en una vista en la que ambos negaron los hechos. Una sentencia que también la dejaba sin derecho a indemnización alguna.
A este disgusto se le une que la Junta de Andalucía al pasar por el último tribunal médico le ha reducido del 48 al 17% el grado de minusvalía que tenía reconocida. “La psicóloga dice que ha superado muy bien todo y en eso se basan para quitarle a mi hija la minusvalía”, lamenta su madre indignada. Lo han denunciado y el próximo 26 de junio tienen señalado un juicio contra la Administración por esta medida.
Mientras tanto, Rocío intenta como puede tener una vida “normal”, trabajando los fines de semana en la cocina de una venta de Jerez y cuidando de sus hijos de 18 y cinco años, su mayor alegría sin duda.