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Jerez

“No nos asusta ir en coalición, pero serán las bases las que decidan”

“La convergencia no debe ser una cosa que se imponga de arriba hacia abajo, sino que deben proponer los de abajo a arriba”, dice el coordinador de IU.

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  • “Tenemos más experiencia electoral y como organización que Podemos, pero son las ideas las que tienen que ir por delante”
  • “Vamos a ser una organización eminentemente callejera”
  • “Siempre vamos al baile con un zapato roto, pero sabemos bailar”

Ha sido reelegido por unanimidad, algo muy difícil estos días en una organización política.
—Es difícil la unanimidad. Hoy día se considera un valor. IU es una organización muy diversa y representar a todos mis compañeros y las sensibilidades que tiene es motivo de orgullo. Hemos trabajado mucho y hemos hecho equipo en el tiempo en el que sustituí a Manolo Cárdemas, y hemos encontrado los puentes para que todos se sientan cómodos, no ya con mi persona, sino con el proyecto y con el equipo.

“No se trata solo de confluir con Podemos, sino con todos los que están empeñados en transformar este país”

Sobre la crisis que se vive en Cataluña, ¿cómo ve la situación por la que atraviesa Podemos?
—Tengo que respetar todas las opiniones y las posturas de todos los partidos, pero tenemos claro el modelo territorial para nuestro país, el federal, el republicano, y hablar de ello ahora es complicado, pero hay que explicarlo, porque no entendemos que unas comunidades estén por encima de otras. El Estado humilló al pueblo catalán con el Estatut y no habido interés por el diálogo ni por poner un modelo territorial serio sobre la mesa. Ni somos independentistas ni estamos con ellos, pero tampoco por la represión de los pueblos. No podemos salirnos de nuestra tradición y somos los únicos que defendemos este planteamiento.

¿Cómo se explica que no estén de acuerdo con la DUI pero tampoco con la aplicación del 155?
—El diálogo es importante antes, lo que no vale es hacerlo diez minutos antes de que comience la función. Lo que ha faltado es enorme dosis de sensatez política. Con la DUI era complicado hablar, pero aplicar el 155 también es fastidioso. Estamos hablando de quienes defienden la oligarquía catalana y quienes defiende la oligarquía española y de un choque de trenes entre dos de los partidos más corruptos de Europa, y en ese sentido nosotros tenemos que mantener nuestro discurso, atado al pueblo, respetando a los que no piensen como nosotros, pero ese diálogo tuvo que hacerse y no se hizo.

¿Cómo le ha sentado el discurso de Francisco Frutos, un histórico dirigente del PCE, en la manifestación del domingo?
—Creo que los dirigentes políticos llega un momento que caducan, y Paco Frutos es un ejemplo. Me parece bien que vaya a una manifestación, con pocas banderas republicanas, y que no pronunciara ni una vez esa palabra, que es lo que él ha defendido y nosotros hemos defendido siempre. Me parece un error. Los trabajadores no tienen patria, y ese discurso lo eché de menos.

¿Cómo se le explica a sus votantes que sus diputados participaran en la votación ilegal en la que se planteaba la independencia?
—Participaron pero votaron no. Además lo hicieron enseñando el voto, y creo que hicieron bien. Hemos llegado a un extremo en el que votar es un delito en este país. Nuestro discurso no es el más cómodo en estos momentos, pero cuando hay que votar hay que hacerlo y no debe ser ilegal. Había que decir que no y un grupo de diputados estaban dispuestos a hacerlo. Entiendo que no es una desobediencia, y si lo fuere a veces hay que desobedecer. Los diputados están allí para llevar la voluntad de sus votantes.

Este proceso está suponiendo que resurjan movimientos que estaban en segundo plano. ¿Cómo se puede enfrentarse IU a estos movimientos que se ponen detrás de la bandera constitucional pero con ideas preconstitucionales?
—Esto es una vieja cantinela que los responsables políticos que no son capaces de solucionar, por eso aparecen los extremismos. Me preocupa el auge de la ultraderecha violenta, y el calado que tenga en ciudadanos normales. Cómo se combate el fascismo. Pues con democracia y con palabras.

¿Qué se propone llevar a cabo desde IU en estos cuatro años?
—De la misma forma que en Medina nos creímos que podíamos ganar, tenemos que creer que podemos ganar en la provincia, porque IU necesita un espíritu ganador. No vamos a salir en ningún acto como personas que no vayan a querer gobernar en la autonomía o en el país, somos un proyecto ganador, y ése es el espíritu que queremos transmitirle a todos los militantes. Yo creo que lo importante es dialogar, y entre las posturas discordantes que podamos tener entre los compañeros, lo importante es establecer un diálogo. En la asamblea hay representación plural de todo el mundo de la organización. Ahora nos pondremos a una para que IU sea el movimiento político y social válido para los ciudadanos. Tenemos que reformularnos. La confluencia está en nuestro ADN, pero hay un proceso de reconstrucción del bipartidismo, de la monarquía, de los poderes de este país, y frente a eso tenemos que aspirar a ser más gente. IU ha intentado atraer a los movimientos sociales hacia sus metas programáticas. A partir de ahí tenemos que hablar con más personas, no sólo confluir con Podemos, sino con todos los que están empeñados en transformar este país, y ahí se encuentra Equo, las mareas... hay muchos activistas y mucha gente que es de IU y no lo sabe porque no se lo hemos dicho. Esa es la confluencia, no es sólo con Podemos, eso me parece reduccionista y simple.

A escala regional se habla mucho de la confluencia con Podemos, pero no en la provincia.
—Si hablamos desde las bases o el poder municipal, tenemos un buen poder en la provincia. A partir de nuestros mimbres tenemos que hablar con mucha gente. Si los compañeros que están gobernando bajo otras siglas tienen espacios comunes con IU, como los tienen y en los que participamos todos, al final el encuentro va a ser ahí, en el programa de transformación que hay que llevar hacia adelante. La convergencia en todo caso no debe ser una cosa que se imponga desde arriba hacia abajo, sino que tiene que ser una cosa que vaya desde abajo hacia arriba. Ahora empieza un periodo en el que escucharemos a todos nuestros militantes para que nos digan cómo creen que debe llevarse a cabo esa convergencia, y eso lo tienen que decidir las bases, eso no lo dirán los dirigentes ni los coordinadores provinciales, aunque tengamos en cuenta nuestros marcos de dirección, y saben las diferencias que hay en los territorios. Pero ya digo que a mí lo que me preocupa es la convergencia que hay en la calle, ya que es más fructífero que analizar la filosofía de la convergencia en los despachos. Vamos a ser una organización eminentemente callejera.

Pero se da por hecho que habrá confluencia en las municipales de 2019.
—Se da por hecha la confluencia, pero hay que trabajar, nada está hecho hasta que no se construye. No queremos dedicar el esfuerzo solo en lo electoral, pero tenemos que machacar los movimientos sociales y estar en la calle. Entiendo que tenemos que llegar a una coalición de partidos y con personas que representan a movimientos sociales. Se construye en torno  a unas bases programáticas, y ése es el futuro. Lo importante es el discurso, no el logo que irá en la papeleta. Estamos de acuerdo en cómo resolver muchas de las cuestiones que nos afectan.

¿Cree que será un proceso tranquilo?
—En política no hay nada tranquilo, la política está llena de sobresaltos, y creo que eso es bueno para mantener la tensión y que los dirigentes no pierdan la fortaleza que tienen que tener para defender sus proyectos. Me conformo con que sea un proceso elegante, en el comportamiento de los actores.

¿Se va a comer Podemos a IU?
—No. IU es organización soberana y tendrá sus alianzas igual que las ha tenido siempre. No nos ha absorbido el PSOE en todos estos años e intentos ha habido.

Hay gente dentro de IU que ven que hay cosas que les unen, pero en la forma de hacer política o la puesta en escena, todo es diferente. ¿Cómo encaja usted en eso?
—Respeto a los demás. Me siento cómodo con muchos de los comportamientos o acciones de los demás. Y estamos dispuestos a trabajar con mucha otra gente para reivindicar cuestiones como la de los ingresos de la Patrica a los ayuntamientos. Tenemos más experiencia electoral y como organización frente a Podemos. Todo es caminar y hablar, pero nuestras ideas tienen que ir por delante. Tenemos programas sencillos que hablan al ciudadano de lo que quieren escuchar.

¿Cuál es su hoja de ruta para conservar el espacio propio que los militantes pueden achacarle perder a causa de la unión con Podemos, lo que ya les llevó a perder votos en las generales en la provincia?
—El músculo de un político es el voto. Hay un pueblo detrás. Nuestra fortaleza está ahí. Estamos en permanente contacto con la ciudadanía, y a partir de ahí se pueden abrir muchas puertas y hay que hablar con muchas personas.

¿Y sin miedo a perder sus siglas?
—Sin miedo a perderlas.

La situación de IU en la provincia es muy maleable, por las coaliciones que está manteniendo en algunos ayuntamientos. ¿Cuál es la situación que te parece más cómoda de cara a 2019?
—Los procesos se forjan, no se construyen de la nada. Son procesos, sin que nadie renuncie a su identidad, pueden contribuir a que haya un cambio programático importante. Hay actores políticos con sus funciones que pueden beneficiarnos o perjudicarnos, pero lo importante es que el discurso sea hegemónico y creo que nuestro discurso puede aglutinar a las fuerzas de la izquierda.

¿Qué papel juega en todo esto la relación histórica con el PSOE?
—Mi organización es autónoma y manda mi organización. No le diré a PP o Podemos lo que tienen que hacer en su casa. Siempre vamos al baile con un zapato roto, pero sabemos bailar. Nuestra autonomía ha permitido llegar a acuerdos con las fuerzas que consideremos oportunas. Injerencias no vamos a aceptar, de la misma forma que no injerimos en los demás. Respeto ante todo.

Le pregunto ahora por los candidatos.
—Espero que repitan los buenos y los malos no.

¿Cómo se encajarían las marcas blancas, porque algunas hay fricciones, caso de Jerez?
—Lo más importante es ver cómo se realiza el proceso. En diciembre lo tendremos más claro, con una asamblea en la que se hable desde los poderes municipales para ver cómo se estructura. A ninguno nos asusta la coalición electoral, ya que es una fórmula interesante, lo que tenemos que decidir es si se dará o no.

Garzón habla de “superar IU”.
—Es un término erróneo y se ha corregido. No era superar IU, sino superar por desbordamiento, ser más, tener más gente con la que estar en la calle. No es olvidar nuestra historia y lo que hemos sido. Lo que debemos hacer es que IU sirva para construir mayorías.

En las últimas elecciones sus temas estrellas eran la municipalización de servicios. Hay varios municipios que han creado una mesa para municipalizar servicios, ¿en qué punto está y cuál es el objetivo?
—Nuestra experiencia ha de servirle a otros ayuntamientos, y le hablo ahora como alcalde de Medina. Llevamos seis años y hemos tenido una municipalización importante que no se esperaba que llegásemos a tener agua pública, crear nuestra propia empresa de servicios... Nos llaman de Zaragoza, Valladolid, Cataluña, explicando cómo se declara el derecho humano al agua a través de una ley local. Eso ha sido revolucionario. Y ese trabajo ya hecho se lo ofrecemos al que lo quiera ofrecer en sus municipios. Estamos para servir a los intereses de la gente. Puedo avanzar que se van a incorporar más ayuntamientos a esa mesa porque es una declaración de intenciones del municipalismo para reivindicar que somos capaces de gestionar nuestros propios servicios.

Pero es complicado municipalizar...
—Hoy es más difícil, es cierto. No había recursos para hacerlo. Pero se hace con buenos técnicos. Nosotros tuvimos la suerte de que algunos contratos cumplían y vimos si con las tasas que nos pagan los ciudadanos podíamos asumirlo. Y no sólo podíamos hacerlo sino mejorar incluso las condiciones laborales de los trabajadores.

¿Hasta dónde van a llevar sus exigencias sobre la deuda de la Patrica?
—Cuando se aprueba el estatuto de autonomía de Andalucía se decide que se apuesta por el municipalismo. Si se congela la Patrica, incumpliendo ese estatuto, los ayuntamientos tenemos una losa más encima, además del artículo 135 y el techo de gasto. Así es imposible asumir los servicios que hay que prestar por ley. El dinero se le debe a los municipios, no a los gobiernos. Estamos clamando al cielo porque esas leyes están acabando con el municipalismo.

*Entrevista realizada en el espacio A compás-Hablemos lo nuestro de Ondaluz TV con la participación de Roxana Saez, Vanesa Perondi y Diego Boza.

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