El final del verano se acerca y esto conlleva que los alumnos que suspendieron asignaturas en junio tengan que recuperarlas ahora en septiembre, antes del inicio del curso académico. Los nervios están a flor de piel, y muchos tratan de darse un “atracón” de última hora, pasando demasiadas horas seguidas en la biblioteca.
“Uno de los problemas que tienen los alumnos es que no saben gestionar bien el tiempo. Lo dejan todo para última hora y luego se les echa el tiempo encima”, explica Gloria Rosales, docente en un instituto de Secundaria.
Por su parte, los estudiantes se excusan en que “vemos que falta mucho verano por delante y nos relajamos. La presión nos entra cuando nos damos cuenta de que queda una semana y mucho temario aún por estudiar”.
Muchos padres “se agobian” cuando ven que sus hijos suspenden y tienen la posibilidad de repetir un curso. Sin embargo, Rosales aconseja que “se ha de motivar a los alumnos a estudiar, poner confianza en ellos y hacerles entender que, si se esfuerzan, al final obtendrán resultados óptimos”.
“Sin necesidad de gritos ni enfados”, la docente aconseja a los padres que “no han de alarmarse ni frustarse con sus hijos, porque eso no va a cambiar la situación, sólo puede agravar la sensación de fracaso”.
La mejor solución es “organizar el verano, ya que hay tanto tiempo para estudiar como para ocio”, resalta la profesora Rosales.
Sin embargo, según un estudio realizado por psicólogos, el 20 por ciento de las personas deja todo para el último momento.
Este es el caso de muchos estudiantes, a los que les entran las prisas al ver que el verano está llegando a su fin.
Por ello, muchos optan por ir a la biblioteca con el fin de recuperar las horas de estudio perdidas.
“Hay salas donde todo el mundo está es silencio y se respira ambiente de estudio, y otras en las que puedes comentar con tus compañeros las dudas que tengas y estudiar en grupo”, explica el adolescente Alberto Botejara.
Contrariamente a estos alumnos, hay un porcentaje incapaz de estudiar fuera de casa, porque pierde rápidamente la concentración. “Estudiar con amigos me distrae. Al final, siempre acabamos saliendo a descansar y no aprovechamos el tiempo”, argumenta el estudiante Ángel Marín.
En casa o en la biblioteca, lo importante es prepararse bien para los exámenes e ir seguro de lo que se ha estudiado. Sin embargo, el estudiante Alberto Botejara explica que “en ocasiones, llevas todo el temario muy bien preparado y los nervios te juegan una mala pasada”.
Por ello, la docente invita a “potenciar la autoestima de los alumnos para darles la seguridad necesaria”.