La puerta de la casa de una vivienda propiedad de una vecina de la calle Caballeros, que constituye junto otros cuatro residentes de la zona el bloque de vecinos críticos con los problemas de ruido y de la movida de la calle San Pablo, amaneció ayer ‘decorada’ con pintadas con insultos subidos de tono, entre otras figuras obscenas. Esta acción vandálica se produce cuando está a punto de cumplirse un mes de la designación de la calle San Pablo y Plazas Vargas y del Clavo como zonas acústicamente saturadas (ZAS), y en medio de las críticas de los hosteleros. Un colectivo que viene alertando de las pérdidas que vienen sufriendo desde entonces por las restricciones horarias, pues tienen que retirar los veladores a las 12 de noche y cerrar a la una de la madrugada.
Sin embargo, pese al contexto en el que se ha producido este incidente, desde la Asociación Unión de Comerciantes, Asunico, que tiene a varios asociados en San Pablo y está acudiendo a las reuniones que están teniendo con este grupo de vecinos para acercar posturas, tiene claro que lo ocurrido responde a “un tema personal” y a un “caso aislado”, pues la afectada en cuestión es abogada. Por ello, tras mostrar su “repulsa” por este tipo de acciones, considera una “barbaridad meter esto en el conflicto de la hostelería” y más teniendo en cuenta el “clima de entendimiento” que caracterizó a la reunión que mantuvieron los hosteleros de San Pablo con el grupo de estos cinco vecinos más críticos con la movida de la calle, entre los que se encontraba la propietaria afectada por este acto vandálico.
“No tiene sentido y por eso nos desmarcamos de cualquier tema, porque eso es precisamente lo que no queremos: que se eche leña al fuego. Hay que ser responsable con lo que se dice”, señaló ante las insinuaciones que se hacían en las redes sociales sobre la relación de este hecho con el conflicto con la hostelería y con otras reacciones que se dieron a lo largo del día.
Por su parte, desde la Asociación de Vecinos del Centro Histórico, mostraron ayer en un comunicado “su más enérgica repulsa y condena por los episodios de vandalismo que han sufrido varios vecinos a raíz de la declaración como Zona Acústicamente Saturada de varios enclaves del centro”.
Para el colectivo vecinal, estos actos “suponen un intento de coacción por parte del que los realiza y deberían ser perseguidos por las fuerzas del orden y detener a sus perpetradores”.