La Hermandad del Resucitado pudo procesionar después de dos años consecutivos de no haberlo hecho como consecuencia de la lluvia. En esta ocasión, la meteorología se mostró bonancible y permitió la salida a la calle de una corporación convertida ya en una más de la Semana Santa de Jerez. Esta circunstancia pudo observarse nada más abrirse las puertas de la Catedral, ya que lo que hasta ahora venía siendo una procesión de gloria se tornó en cofradía, ya que los hermanos de esta corporación estrenaron ayer el hábito nazareno.
Se trata de una túnica de sarga blanca, con capa y antifaz del mismo color. Lleva además cíngulo azul celeste y blanco. Únicamente fueron 22 los hermanos que estrenaron la túnica nazarena. En el resto del cortejo se integraron representaciones de algunas hermandades de penitencia y agrupaciones parroquiales, así como un grupo de mujeres vestidas de mantilla.
La túnica no fue la única novedad que presentó esta hermandad en la calle, ya que la imagen de Cristo Resucitado fue por primera vez acompañada de la Virgen de la Luz, que cerró el cortejo. Esta imagen, realizada por Ramón Chaveli, ya tuvo ocasión de procesionar con motivo del Vía Lucis mariano de 2013, y se dispuso a hacerlo el Domingo de Resurrección del año pasado, pero como ya se ha comentado la hermandad no pudo salir a la calle por la lluvia.
La corporación radicada en la Santa Iglesia Catedral debió solicitar la cesión de dos pasos para procesionar. Cristo Resucitado ocupó las andas de la Virgen de Fátima, de la parroquia del mismo nombre; mientras que la Virgen de la Luz salió sobre el paso del Rosario del Beaterio. Ambas cuadrillas de costaleros estuvieron comandadas por Álvaro Barba, contando las imágenes con los acompañamientos de la Agrupación Musical San Juan y la Banda de Música del Nazareno de Rota, respectivamente.
La cofradía fue especialmente seguida por los jerezanos en el último tramo de su itinerario, el que le llevaría a ascender las rampas del Reducto catedralicio minutos antes de la una de la tarde. De este modo se cerró una Semana Santa especialmente destacable por el buen tiempo, la masiva presencia de jerezanos y visitantes en las calles y el incremento generalizado de los cofrades que han vestido la túnica nazarena en sus respectivas hermandades.
