El mes de ayuno y oración por excelencia para la comunidad islámica comenzará mañana miércoles, día 11, para prolongarse hasta el próximo 10 de septiembre, en el que será noveno mes en el año 1431 del calendario musulmán o Hégira.
Alrededor de cinco mil fieles de la comunidad islámica comarcal están llamados a respetar esta fiesta en donde la meditación alimenta los espíritus mientras haya luz solar. Este práctica, la de mantener el ayuno durante el día, es el símbolo más conocido del ritual, cuyo término en árabe es sawm pero que ha englobado genéricamente con el paso del tiempo al concepto de Ramadán.
Este periodo de abstinencia, en el que se incluye también las carencia de fumar o de mantener relaciones sexuales durante el día, se prolongará este año hasta el próximo 10 de septiembre, si bien su fecha exacta varía sensiblemente según donde se encuentre la población islámica que lo acate.
Debido a las fechas en las que coincide la festividad este año, la Operación Paso del Estrecho ha sufrido variaciones en las fechas punta de salida y de regreso, toda vez que los creyentes islámicos que veranean en el norte de Marruecos suelen preferir acatar las imposiciones del mes de ayuno en sus respectivos lugares de trabajo y residencia en Europa. Así, durante el pasado fin de semana, el regreso de pasajeros se incrementó sustancialmente respecto a años anteriores, como lo hará previsiblemente en 2011, cuando el ayudo comience el 1 de agosto.
Durante el periodo de abstinencia, a la caída del sol, tendrán lugar las habituales reuniones grupales de fieles que profesan esta religión. A partir de entonces se dispondrán a recuperar fuerzas con un menú tradicional. La disparidad de horarios entre la comunidad islámica y la de los barrios en donde se enclava ha provocado quejas vecinales, debido al ruido que se genera a altas horas de la madrugada. Sin embargo, la conciliación de descanso y celebración parece ir ajustándose algo más cada año.
Este rito religioso también tiene su cabida en un espacio de confinamiento como es la centro penitenciario de Botafuegos. El año pasado, unos 600 musulmanes, un tercio de los internos del centro, entraron en el periodo de meditación. Tradicionalmente los presos que quieren adoptar esta abstinencia son agrupados en módulos comunes, a lo que se une cierta flexibilidad horaria en cuanto al programa de comidas. De hecho, dado que la cena se sirve mientras hay luz solar, a los internos que cumplen con el ayuno se les permite llevarse la comida a sus celdas.
Pilar y excepciones
El Ramadán es uno de los cinco pilares básicos del Islam junto a la profesión de fe, la oración, la limosna y la peregrinación a La Meca. Además, los musulmanes consideran que este periodo sirve “para tomar conciencia del problema de padecimientos y hambre que se vive en muchos países del mundo”.
A pesar de que la norma exige que la carencia de alimentación sea obligatorio a todos los musulmanes adultos, sanos y con juicio, tanto hombres como mujeres, existen también sus excepciones. De esta forma, la prohibición se muestra más flexible en determinados casos como en los niños menores de 14 años, las embarazadas, las mujeres que estén dando de mamar, los enfermos o incluso los viajeros que se desplacen en condiciones extremadamente difíciles.
El Ramadán, noveno mes del calendario musulmán, no tiene una fecha de celebración exacta que se repita anualmente según el recuento temporal occidental. Así, a diferencia del calendario gregoriano occidental que se rige por el sol, el islámico es de carácter lunar lo que provoca que los años sean 15 días más cortos que los del calendario de uso universal.
Esta variación en las fechas en las que realizar el ayuno ha entrado en una etapa de mayor dureza que se prolongará durante varios años. El motivo es que, al adelantarse sucesivamente el Ramadán, éste coincidirá con días con mayor horas de luz por lo que la abstinencia se prolongará durante más tiempo.
Comida
Tras la cuarta oración del día, ya al anochecer, los fieles consumen un poco de leche y dátiles en la propia mezquita antes de volver a sus casas a realizar la cena. La jarera o jarira se convierte en el primer plato habitual en cualquiera de las cenas nocturnas de este periodo religioso. Esta es una sopa que incluye ajo, perejil, cilantro, cebolla, tomate, garbanzos, carne de pollo, harina con agua y huevo, y además lleva un poco de pimienta, de colorante y canela.
En Ramadán esta sopa suele comerse acompañada de dátiles o chuparquía (especie de pestiño, relleno y mojado de miel, muy dulce), el cual a veces es mojado en la jarira. También se consumen un variado número de dulces de todo tipo. Tras completar la comida con algo más ligero, como dátiles u otras frutas, los fieles vuelven a la mezquita, en donde acometen el quinto rezo y, de manera continua, el rezo del tarawih.
Por la mañana, antes de acudir a la mezquita, los musulmanes llevan a cabo el suhur, un desayuno para el que se levantan entre las 4.30 y las 5.00 horas. Estos desayunos previos a la salida del sol no suelen ser especialmente abundantes. Suelen estar compuestos por frutas, leche o algunas galletas y se convierten en el último acopio de fuerzas, con la ingesta de bebidas y alimentos, antes de una nueva jornada de meditación.