Las hijas de Lola Flores -Lolita y Rosario- no percibirán ingresos procedentes del centro cultural dedicado a la memoria de su madre salvo en el supuesto de que esta actividad genere un beneficio económico.
Así se recoge en una de las cláusulas del convenio que suscribieron con el Ayuntamiento de Jerez el pasado 18 de enero, antes de la apertura del museo.
En concreto, ese acuerdo recoge que las hijas de Lola Flores percibirán el 25 por ciento de los beneficios obtenidos, que serán el resultado de restar a los ingresos ordinarios de la explotación del museo los gastos ordinarios.
El convenio contempla que el Ayuntamiento o Fundarte -que es la sociedad municipal que ha asumido la gestión del equipamiento- se hagan cargo de todos los costes que deriven de la explotación del centro cultural, quedándose igualmente para sí los ingresos generados por la venta de entradas y demás.
Las hijas de Lola Flores o las personas designadas por ellas tendrán acceso a los presupuestos y cuentas de resultados anuales, contemplándose una liquidación anual del resultado de la explotación que será la que determine si se ha generado o no un beneficio y por tanto si corresponde o no el abono de ese 25 por ciento.
El convenio vence en cuatro años
El convenio de cesión del material expuesto “tiene vocación de continuidad” pero en principio se fija por un plazo de cuatro años a partir de la firma, “con posibilidad de prórroga del mismo periodo acordada expresamente entre las partes”.
Eso significa que la familia Flores estaría legitimada a retirar todo ese material en enero de 2027, salvo que con anterioridad se acordara una prórroga.
De hecho, el acuerdo contempla la constitución de una comisión paritoria de seguimiento del centro cultural para su puesta en marcha y funcionamiento, de la que deberá formar parte “al menos una persona” designada por las hijas de Lola Flores, que tendrá “derecho de veto sobre cualquier actividad o acción que a su juicio pueda suponer un deterioro de la imagen o el prestigio” de la artista.
El convenio no limita sus efectos al museo ya inaugurado en la Nave del Aceite, sino que se extiende a la finca que ocupa el número 2 de la plaza Belén, en la que actualmente se está construyendo un edificio que permitirá disponer de “un anexo de la exposición, una tienda de merchandising y un espacio de hostelería, todo ello alrededor de la figura de Lola Flores”.