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Botafuegos separa a los presos de ETA en módulos distintos

Los etarras llevan varias semanas negándose a recibir sus raciones de comida de los viernes

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  • Son divididos en grupos de dos y tres en los distintos módulos del centro penitenciario
Los presos de la banda terrorista ETA ya no están recluidos en los mismos módulos, como ha ocurrido tradicionalmente en la prisión. En fechas recientes, la Secretaría Estatal de Instituciones Penitenciarias, dirigida por Mercedes Gallizo, dictó una orden para que los presos etarras de la cárcel algecireña se organizasen divididos de dos en dos entre los diferentes módulos. Esta disposición excluye, en este caso, a las mujeres, ya que éstas son solo tres y están recluidas en la misma unidad de reclusión.

La cárcel de Botafuegos presenta un total de 14 módulos, entre algunos de los cuales se hallarían repartidos los presos, acogidos al régimen de seguimiento especial de banda armada (FIES), y que según el último recuento efectuado en la prisión algecireña el pasado mes de diciembre son un total de 19.Uno de los módulos en los que no se encuentra ningún preso de ETA es el módulo siete, considerado de carácter terapéutico y especializado en el tratamiento de drogodependencias.

Integración

Las fuentes consultadas indicaron que, lejos de suponer una medida sancionadora después de los hechos que tuvieron lugar el pasado año, cuando los presos etarras de Botafuegos se pusieron en huelga de hambre, y posteriormente de higiene, la decisión tomada desde Madrid busca una mayor integración de los integrantes de la banda con los otros internos.

No obstante, las fuentes indicaron que la medida no ha calado positivamente entre la mayoría de los internos afectados por ella, hasta el punto de que éstos se estarían negando a bajar al patio por la tarde y se encontrarían en una actitud de autorreclusión.

De igual modo, este diario pudo saber que los etarras llevan realizando desde hace algunas semanas una forma de protesta consistente en la negativa a aceptar las raciones de comida dadas por la prisión los viernes, tanto al mediodía como para la cena. Por lo tanto, se estarían alimentando con los comestibles que se ofrecen a través de tiendas y máquinas expendedoras dentro del recinto.

Las fuentes consultadas no pudieron precisar si estas acciones de protesta guardan relación con el calendario de movilizaciones que anunció el colectivo de presos etarras EPPK la pasada semana, y que supondría comenzar hoy mismo actuaciones en todas las cárceles españolas.

Entre las primera s medidas que tomarían, estaría la de efectuar un aluvión de protestas y reclamaciones a los órganos directivos de los centros. En Botafuegos, las fuentes consultadas negaron tener conocimiento de esta idea, y no precisaron si se tomará alguna medida preventiva ante el anuncio efectuado por los representantes de los presos.

Entre los que cuentan con un historial delictivo más importantes está José Miguel Gaztelu, que participó en el secuestro del funcionario José Antonio Ortega Lara durante 532 días. De la rama dura de la banda es también Inmaculada Noble Goicoetxea, ex novia del etarra José Ignacio De Juana Chaos.

También está Asier Larrinaga, otro miembro activo de la banda, relacionado con el atentado de la T4. Su detención fue la primera que se llevó a cabo tras la ruptura de la tregua en 2007. Otros presos etarras en la cárcel de Algeciras han estado rodeados de polémica por acontecimientos que sucedieron cuando ya se encontraban en prisión.

Es el caso de Mikel Benaito, al que Instituciones Penitenciarias dio un premio de 150 euros en un campeonato de ajedrez; o el de Arantza Garbayo, que fue elegida txupinera de la Semana Grande de Bilbao, pero en lugar de estar presente en los actos se colocó un cartón con su imagen.

También están internos en Algeciras Xabier Abaunza (incluido en la lista de terroristas muy peligrosos de Estados Unidos), Mikel Arrieta, Arkaitz Bellón, Mikel Egibar, Josetxo Etxeberría, Javier Martínez, Gorka Loran, Inmaculada Pacho y Jon Piriz.

El departamento de Seguridad del centro penitenciario de Botafuegos se encuentra preparado este fin de semana para nuevos episodios de protesta de los familiares de los presos etarras, según indicaron fuentes de la prisión. Como ya adelantó EL FARO INFORMACIÓN en su edición del pasado 29 de diciembre, en las últimas cuatro semanas están teniendo lugar incidencias en relación a las comunicaciones íntimas, los llamados ‘vis a vis’. Los familiares se están negando a los cacheos de los guardias.

Desde la prisión apuntaron que “dependiendo del día”, unas veces deciden por mayoría adoptar esta medida, pero que en otras ocasiones llegan a someterse a los cacheos, por lo que afirman que algunos de los familiares que solían venir con frecuencia han dejado de hacerlo, sabiendo que ya no van a entrar para mantener contacto con sus seres queridos.

Pancartas

Según indicaron las fuentes consultadas, se prevé la posibilidad de que algunos de los familiares se presenten en la cárcel algecireña con pancartas reivindicativas, después de que se les haya negado en las tres semanas anteriores poder tener comunicaciones con sus seres queridos al negarse a los cacheos.

Hay que recordar que estas medidas de seguridad se toman, al igual que con los presos etarras, con el resto de los internos del centro penitenciario de Botafuegos. De hecho, el protocolo marca también los cacheos para detectar la presencia de sustancias estupefacientes en los familiares que van a ver a los presos. Durante el pasado año 2009, dos personas, familiares precisamente de internos, fueron detenidas y puestas a disposición judicial por introducir droga, concretamente hachís, durante uno de los ‘vis a vis’, según informaron desde la dirección del centro penitenciario.

En los próximos días se definirán las actuaciones de protesta que está previsto lleven a cabo los presos etarras dentro del calendario previsto por el colectivo, de modo que también se está a la expectativa de cuál será el papel de los familiares en estas nuevas movilizaciones, que en ocasiones anteriores han supuesto huelgas de hambre e higiene, y que en su último episodio supuso el traslado de casi la mitad de presos.






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