Dedicarse a la música y vivir de ella fue su sueño desde niño y lo ha cumplido. Fernando Pérez (Jaén, 1975) es cantante, músico, profesor de canto y productor. Se inició en la música con la radio.
Entre risas, recuerda que su familia, “una enamorada de la música”, le ponía canciones y cantaba lo que sonaba en las ondas. “Con tres años, los sábados cantaba por teléfono en el programa de Indalecio Morales y ya nunca corté mi relación con la música”, dice.
Es el cantante de Pápa Jùlu, que suena a rock-blues, antes en inglés y ahora en castellano, una banda que ha convertido latas de aceite en guitarras (aove can guitar) y con la que grabó un primer disco que tuvo una “aceptación brutal”. Ahora está en proceso de grabación del segundo, que verá la luz este 2020.
Desde hace siete años, canta y toca la batería en la ‘Soul Funk’. “Nunca pensé que podría tocar y cantar a la vez. Son géneros que me fascinan. En la música, siempre he experimentado. Soy un friki de la voz. He tocado todos los palos”, reconoce una de las voces más respetada en Jaén. Y es que lleva treinta años cantando, veinticuatro de forma profesional.
Con 14 años montó su primera banda, de rock urbano; y desde entonces ha tocado grunge, ha girado por el país con el grupo de versiones Drakkar, ha hecho stoner con su guitarra en ‘The Black Mamba’ y ha cantado metal con los Chupacabras.
Ha arrancado el 2020 llevando la técnica vocal del coro góspel de la ‘Jaén Jazzy’ y ha montado la banda ‘Parabolic’ (voz y guitarra). “Me lo estoy pasando genial haciendo canciones que nos gustan, de cualquier época”, confiesa.
Dice que “la música está hecha para que la gente se lo pase bien”.
En el escenario, se entrega con la responsabilidad de que “dicen que el grupo es tan bueno como su batería y tan malo como su cantante”, en sus palabras. Al echar la vista atrás, reconoce que hacerse músico en Jaén ha sido complicado. “Llamabas a las puertas y era difícil porque estamos lejos y no tenemos tejido industrial para esto. En Jaén, la música no se ha tomado en serio, sino como un hobby”, explica.
A pesar de todo, ha conseguido vivir de su pasión. “La música me lo ha dado todo. Me visto y vivo de la música, algo que era impensable. En Jaén somos pocos”, reconoce. En la misma línea, confiesa: “He tenido la suerte de que me han llamado para muchos proyectos y muy diferentes. He estado rodeado de los mejores y he podido aprender de ellos. He colaborado con todas las banda que hay en Jaén. No tengo enemigos en la música porque siempre he intentado ayudar”, explica.
Su formación es su aval. Estudió contrabajo en el Conservatorio. Hizo Magisterio por Música, se formó en dirección de coro y técnica vocal; y ha estudiado Ortofonía. Su carrera musical ha sido fruto de mucho “estudio e investigación”, en parte por sufrir un “fuerte problema” en una cuerda vocal que hizo que peligrara su carrera como cantante. “He vivido encerrado muchas horas en mi estudio, investigando”, apunta.
Un estudio que tiene en casa, donde da clases particulares de canto desde el año 2000. “Casi todos los cantantes de pop y rock de Jaén han pasado por mis clases. Enseñar era otro de mis sueños y es alucinante. Tengo suerte porque quien viene a aprender, se preocupa por la buena música, porque su voz suene bien”, dice. También hace producciones discográficas. “Más que la grabación, me gusta armar el disco”, reconoce.
El último trabajo producido ha sido el del grupo ‘Trime’, en el que participa como cantante y guitarrista, junto a Antonio Delgado (teclado y guitarra), uno de sus alumnos, que ha compuesto las canciones que sonarán. Han grabado disco y lo presentarán el 14 de marzo, en la sala El Mercado.
Por su experiencia, alerta de que “en un futuro no va a haber bandas porque están desapareciendo los instrumentistas”. Asegura que “los grupos que siguen tocando son dinosaurios de la música” y que “durante mucho tiempo, la gente que montaba una banda no tenía dónde tocar, ni ha podido salir fuera”. Recuerda que “ni se programaba en Jaén ni se traían a gente de fuera”, algo que ahora sí se hace. “En el último año y medio ha cambiado la situación. Hay muchas salas que programan”, agradece. Todo ello sin obviar que “en Jaén siempre tocan los mismos”, cuando “hay gente joven que vale mucho, con talento y a la que hay que darle alas”.