En plena campaña agrícola, que de nuevo pone en evidencia la emergencia habitacional en la provincia de Huelva, la asociación Asnuci ha abierto el primer alojamiento colectivo para temporeros y temporeras sin hogar. Situado en la localidad de Lepe, tiene capacidad para un máximo de 40 personas. Es el resultado de la adaptación de una nave alquilada, diáfana, de 313 metros cuadrados, en la que se han dispuesto habitaciones compartidas, baños colectivos, servicio de lavandería, cocina y espacios comunes multifuncionales. También está dotado de taquillas y zona de almacén de la ropa, calzado y utensilios para las faenas agrícolas.
El proyecto se ha hecho realidad con un coste de poco más de 100.000 euros conseguidos mediante una colecta a través de redes sociales.
Según ha explicado Asnuci en un comunicado, el alojamiento tiene un funcionamiento autogestionado por los propios residentes, mujeres y hombres que trabajan en los campos onubenses. "Con reglamento interno de funcionamiento, se organizan para el sostenimiento, mantenimiento y la limpieza de esta casa común, para la preparación de alimentos. La cocina y la convivencia se convierten en una oportunidad de interculturalidad gracias a la diversidad de procedencia de los residentes".
También recuerda que este proyecto se ha hecho realidad gracias a "las generosas donaciones económicas de cientos de personas y algunas entidades de todo el territorio del Estado y del extranjero". También agradece al personal técnico de la Administración que ha facilitado la "farragosa gestión burocrática" que tiene este tipo de actuaciones, promovida en esta ocasión por una ONG con muy pocos recursos.
El alojamiento se ha llenado y puesto en servicio ante "la acuciante necesidad de los trabajadores migrantes que están llegando a la provincia y que no encuentran un techo digno donde cobijarse". De hecho, "la urgencia en la ocupación y las restricciones que impone el estado de alarma por la pandemia han determinado la puesta en uso de alojamiento sin acto de inauguración".
Asnuci recuerda la "emergencia humanitaria habitacional" que existe en la provincia de Huelva para los temporeros y temporeras migrantes, “trabajadores esenciales que aportan riqueza a nuestra provincia a quienes desde hace décadas no ofrecemos alojamiento digno”, denuncia la ONG, haciendo un llamamiento a las empresas, a la Administración y a la sociedad.
“Este año es aún más duro porque en los municipios freseros se está poniendo cada vez más impedimentos para la construcción de chabolas pero no se aporta solución alternativa a corto plazo. Estas personas viven en asentamientos, en edificios abandonados, en estaciones de autobuses porque no les queda otro remedio, no quieren nada gratis, pero no se les ofrece un techo digno asequible”.
Asnuci ha puesto su primer grano de arena, demostrando que se puede encontrar una solución. Ofrece esta experiencia piloto de alojamiento autogestionado que puede servir de ejemplo a sucesivas y similares iniciativas que ayuden a resolver el grave problema de habitación existente en las comarcas agrícolas onubenses y que ya se está proyectando fuera de las fronteras onubenses. “Son seres humanos con derecho a vivir y a trabajar con dignidad; nuestra provincia no puede permitir que esta vergüenza continúe”, termina contundente la ONG.