Yo soy de los que han estado once días de concurso, hasta la fecha, y desde el minuto uno he compartido con todas las agrupaciones sus músicas y letras, teniendo una visión muy amplia de todo lo vivido durante las preliminares y semifinales. Pero no sólo he compartido con los grupos desde el foso del Gran Teatro. Desde septiembre he visitado todos y cada uno de los cuartos de ensayos de las agrupaciones de Huelva y algunas de la provincia, compartiendo momentos de charlas y de duro trabajo, dando mi opinión siempre que me la han perdido.
Particularmente, pienso que este año no ha sido de los que marcan etapas a nivel de letras. Pocos grupos me han sorprendido, me han emocionado o arrancado una risa de esas que te llevas a casa y compartes con la familia y amigos. Ha sido un año muy carnavalero, en el que el carnaval vuelve a cantarle al carnaval, y han sido pocas las críticas a las adversidades que esta sociedad ha vivido durante el año. A nivel local, irrisorias agrupaciones han sacado a relucir las preocupaciones de los onubenses. Pocos autores han hablado sobre los fosfoyesos -uno que yo recuerde-, nadie ha defendido con sus letras los cabezos y el AVE en esta fiesta ha pasado de largo. La sanidad tampoco ha estado dentro de las preocupaciones de nuestros autores, y aunque el tema político siempre ha estado presente, ha sido más desde las gracietas al alcalde, Gabriel Cruz, por su participación en una chirigota, que realmente a todo lo que está ocurriendo. Eso sí, Vox se ha ganado a pulso más de una letra.
Tras más de 30 años viviendo el Colombino en sus diferentes versiones, me ha resultado un concurso que se ha centrado más en los premios, en conquistar al público, en levantar al patio de butacas, que en manifestar a través de las letras las preocupaciones del propio autor, a veces, incluso perdiendo la dignidad. Está claro que esto es un concurso, pero no deja de ser un espacio para poder expresar aquello que nos preocupa, nos indigna o nos ahoga. Cada cual es libre de escribir aquello que considere -así hago yo durante todo el año- pero debo reconocer que esperaba más de mi gente, de mi concurso, dado que sé lo que piensan y conozco las enormes capacidades que cada uno de ellos tienen, y desde mi particular visión, no se ha sacado partido a los 25 minutos de rigor que cada autor tiene. Aún nos quedan dos días de este Colombino... A esperar un cambio. Feliz carnaval a todos.
Así soy yo: Lo volvieron a lograr. El coro de Huelva ha dejado claro con esta segunda actuación sus deseos de conquistar el máximo galardón de esta modalidad. Nuevas buenas letras que entraron sin avisar y caldearon el ambiente. Los mensajes sociales marcaron todo el repertorio y el juego de voces tan bien conjuntadas arrancó más de una ovación en esta excelente actuación. Las credenciales están ya sobre el tapete a espera de la decisión del jurado. Parafraseando al pasodoble de Soti, “Cuando el coro canta” tiene el teatro a sus pies. Gran pase.
Una chirigota muy fresquita: La chirigota de Isla Cristina volvió a hacer las delicias del público. Estos chirigoteros saben competir y entretener al respetable. Músicas llenas de ritmo y coreografías de fiesta para ambientar el teatro. Pero más allá del buen hacer de este grupo, no llegaron a superar su primer pase. Sacarle partido a un tipo de helados es controvertido, hasta para las mejores plumas de esta fiesta. Aún así, hicieron un pase aceptable y entregaron letras dignas de agradecer. Cabe destacar que se nota cuando Isla Cristina canta y eso es meritorio.
Los caracoles: Poco más se puede decir de una agrupación de esta calidad. Vuelven a sorprender con letras que levantan al público, con cuplés muy aceptables y un popurrí que enamora al más ‘pintao’. Pocos grupos cantan con el gusto de estos caminantes, que se desgarran durante todo el repertorio. Gran letra la del segundo pasodoble que levantó a todo el público, en el que hacen un recorrido por muchos de los pueblos de Huelva a través de su cante: “Cuando canta Huelva...” Estará peleando por ese primer puesto en la final.
Carmelo ‘El Wikipedia’: Desde Punta Umbría vuelven a sorprender estos cotillas que han trabajado hasta el mínimo detalle para ofrecernos un buen repertorio. Qué bonito suenan, qué gran trabajo de coreografía, qué creatividad en las cuartetas y cómo venden el personaje desde el minuto uno, incluso antes de abrirse el telón. Quizás esperaba más en la letra de pasodobles, pero lo bordaron en los cuplés y culminaron con un entretenido y divertido popurrí, en el que desplegaron sus buenas voces y una enorme capacidad de interpretación.
La ilegal: Me gusta este grupo desde el inicio al fin. Es de las agrupaciones más perfectas que tenemos en nuestro concurso. Da gusto escuchar el juego de voces, el trabajo que lleva de montaje, el gusto con el que cantan, pero, y aquí viene las pegas, me sobró el segundo pasodoble y yo hubiese recortado la primera cuarteta del popurrí, se me hace larga. Esta comparsa de Ayamonte es y siempre será de mis favoritas en este certamen y reconozco que me encantaría disfrutarla en otros registros diferentes, pero... Estará en la final peleando por uno de los premios.
Los venda lerenda: Frescura, improvisación, interpretación, impertinencia, descaro, etc. Me gusta disfrutar de grupos que llegan con estas características, que viven el escenario y entregan todo lo que llevan desde el minuto uno. Estos jóvenes chirigoteros hicieron las delicias del público con un repertorio entretenido y divertido, lleno de teatralidad y en sintonía con el respetable. Están logrando marcar el terreno con un estilo propio y la calidad con la que se les observa dará mucho que hablar en años venideros. Tras este segundo pase puedo asegurar que ha nacido una nueva chirigota que estará entre las grandes. Me declaro fan incondicional de estos carnavaleros.