Una mujer denuncia que el centro discrimina a su hija y otros alumnos en un paseo en catamarán por la ría
Una usuaria de la Asociación de Padres y Protectores de Personas con Discapacidad Intelectual de Huelva (Aspapronias) ha montado en colera después de que este centro de educación especial haya aceptado participar en una actividad que excluye a parte de sus usuarios, entre ellos su hija.
La polémica comienza cuando María Ángeles Fernández, madre de María Ángeles, recibe una carta del centro en la que le comunica que su hija, entre otros usuarios, no podrá formar parte de un paseo en catamarán por la ría de Huelva que se llevará a cabo el próximo 31 de mayo. La historia forma parte del amplio capítulo del colmo de la contradicción si se tiene en cuenta que Aspapronias es un centro que atiende a personas con discapacidad, pero aún así da el visto bueno a una actividad extraescolar en la que no todos sus usuarios pueden participar.
Así, en una misiva mandada a los usuarios discriminados por el Departamento de Trabajo Social de Aspapronias, y a la que ha tenido acceso Viva Huelva, la asociación explica que “teniendo en cuenta la tipología de salida y las particularidades de la misma que desde el Puerto de Huelva nos informan y bajo valoración posterior del equipo de trabajo de nuestra entidad, nos vemos en la obligación de que algunos de nuestros usuarios y alumnos no puedan desafortunadamente participar en la actividad, ya que el acceso al barco y este mismo no está adaptado para personas con movilidad reducida y la duración del paseo es de tres horas, por lo que la entidad portuaria estima que hay usuarios que dada sus capacidades, dificultades de adaptación, comportamiento, patología, etc... la seguridad de esta actividad no estaría garantizada”.
Los motivos esgrimidos por el centro, lejos de convencer a María Ángeles Fernández, le han llevado a denunciar la discriminación que se lleva a cabo con su hija y otros alumnos de un espacio ubicado en la calle Aspapronias del Polígono San Sebastián de la capital onubense. Así, en una conversación mantenida con Viva Huelva, esta madre explica que su hija, con movilidad reducida, “sólo necesitaría de un poco de ayuda para subir perfectamente” a la embarcación y defiende que “mi hija tiene exactamente el mismo derecho que los demás para disfrutar de esta actividad”.
Por esta razón, considera que “es una aberración que un centro de educación especial discrimine a sus propios usuarios”. Asegura María Ángeles Fernández que se ha puesto en contacto con el departamento de Trabajo Social de Aspapronias, y que allí no le han dado mayores soluciones que la expuesta en la carta, e incluso explica que le han dicho: “¿Cómo va usted a permitir que 90 usuarios no vayan porque unos cuantos no puedan ir?”.
Así las cosas, esta madre reivindicativa está a la espera de las explicaciones que Aspapronias le dé en una reunión que se llevará a cabo el próximo viernes, y si la asociación no ha cambiado de parecer está dispuesta a plantarse el martes 31 de mayo en el embarcadero con un doble objetivo: que su hija pueda disfrutar de la excursión por la ría y hacer ver la necesidad de que se adapten los espacios portuarios para las personas con diversidad funcional.