Juan Ramón Jiménez era ordenado y metódico en su producción literaria y todo su trabajo, desde que concebía una idea hasta que finalmente se convertía en libro, lo guardaba en cajas, como las que albergaron su obra más universal, "Platero y yo", que este mes se exhiben en su Casa Museo de Moguer (Huelva).
El propio Juan Ramón explicaba así su manera de clasificar su obra: "Mis ideas las voy envolviendo en los fondos por donde paso, y así las dejo guardadas en cajas de vida".
Según ha explicado a Efe el director de la Fundación Zenobia-Juan Ramón Jiménez, Antonio Ramírez Almansa, entre los fondos que custodia esta entidad se encuentran 171 cajas "perfectamente ordenadas" de toda la obra del poeta anterior a 1936, antes de su exilio a Puerto Rico, que fueron cedidas por su Comunidad de Herederos.
Coincidiendo con la celebración este año del centenario de la primera publicación de "Platero y yo", la fundación ha decidido exponer hasta finales de marzo en la Casa-Museo Zenobia Juan Ramón Jiménez, en el marco de la actividad denominada "Pieza del mes", las cajas que albergaron esta elegía andaluza que tanto contribuyó a la concesión del Nobel de Literatura a Juan Ramón.
El proceso creativo del poeta comienza plasmando a lápiz en papel tamaño cuartilla aquellos pensamientos que le vienen, unos pensamientos que deja reposar y que, pasado un tiempo, vuelve a ellos para revivirlos y depurarlos y comenzar a darles forma.
Era entonces cuando su mujer, Zenobia Camprubí, se encargaba de pasar el texto a máquina para dejarlo preparado para una posible edición y publicación.
Sin embargo, con la publicación de la obra no terminaba este proceso creativo, e incluso después de considerarse acabada el Nobel volvía al texto, reviviéndolo y aportándole nuevos detalles que hacen que, como explica Ramírez, la producción literaria de Juan Ramón sea "la eterna obra incompleta", ya que "continuamente aparecen documentos que vienen a enriquecerlo".
A veces recorta de la edición publicada aquello que quiere depurar pegándolo en un papel en blanco para en los márgenes que crea modificar lo que le parece oportuno.
Las cajas que a partir de hoy se exhiben son las que guardaron el proceso de creación de "Platero y yo", en la que introdujo el color a través de esa prosa poética tan particular y que tan bien definía a Juan Ramón Jiménez.
Una de esas cajas tiene la etiqueta manuscrita y está reforzada y en ella fue donde se supone que debió guardar su primera versión, mientras que la segunda tiene la etiqueta mecanografiada y en ella guardaría su segunda versión.
Se presentan, además, dos cajas más en forma de libro que guardarían sus últimos retoques y en cuya etiqueta manuscrita y pegada en el ángulo superior izquierdo podemos leer: "Visto P y yo. Borradores de obras".
Unas cajas que reflejan un orden "metódico" que no solo marcaría su producción literaria sino numerosos aspectos de su vida y que tan comprendido era por su compañera, que le ayudó en este trabajo metódico.
"Cajas de vida". Así ha decidido la Fundación Zenobia Juan Ramón Jiménez denominar esta pieza del mes que esconde y, a la vez desvela, mucho de la forma de hacer del Nobel, de su predisposición al proceso creativo y, sobre todo, de su dedicación incesante al mismo y que deja a la imaginación del que las ve el pensar cómo se concibió esa obra.