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Huelva

Castaño del Robledo, el pueblo navideño con calles de ganchillo

En este pequeño pueblo de la sierra onubense han elevado a arte el Amigurumi, la costumbre japonesa de tejer pequeños muñecos mediante técnicas de croché

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Figuritas de ganchillo en Castaño del Robledo.

Figuritas de ganchillo en Castaño del Robledo.

Figuritas de ganchillo en Castaño del Robledo.

Figuritas de ganchillo en Castaño del Robledo.

Hace seis años, a unos vecinos de la localidad onubense de Castaño del Robledo se les ocurrió realizar algunos adornos de ganchillo para Navidad, y el apoyo que han ido recibiendo ha sido tal que este año todos los rincones del pueblo están cubiertos de todo tipo de abalorios hechos a mano.

En este pueblo de poco más de 200 habitantes incrustado en pleno corazón de la sierra de Aracena, al norte de la provincia de Huelva, han elevado a arte el Amigurumi, la costumbre japonesa de tejer pequeños muñecos mediante técnicas de croché o ganchillo, incluido el enorme belén que se puede ver en su iglesia, con centenares de detalles que parece imposible que hayan salido de las manos y la imaginación de los vecinos del pueblo.

Son muchos los responsables que están detrás de que en el pueblo la Navidad sea de ganchillo, entre ellos Manuela Pérez, la responsable del centro Guadalinfo, un lugar concebido en su día para que en los pueblos de menos de 5.000 habitantes hubiese un acceso a internet para sus vecinos, lo que ha hecho que por sus manos pasen personas de todo tipo, sobre todo mayores, que manejan el croché con una soltura inusitada.

Uno de sus colaboradores es Santiago Esteban, que explica a Efe que todo comenzó hace seis años casi como una diversión navideña, “porque a algunas mujeres se les ocurrió que sería buena idea realizar algunos adornos para que las farolas del pueblo tuviesen un aire navideño”, y casi sin darse cuenta habían llenado casi todas con unos adornos de ganchillo.

La idea aumentó en solo un año, “y la gente se fue animando, igual que fueron pensando en más cosas para hacer”, hasta que llegó la culminación de la idea, porque “una mujer hizo un belén de ganchillo, se pensó en adornar la iglesia”, y tanto fue creciendo la iniciativa que no hay rincón en el pueblo al que se mire en Navidad que no tenga sus adornos colocados.

Además, Santiago Esteban avanza que la imaginación de las creadoras no tiene límites, y para la Navidad de 2022 ya han pensado en colocar por distintos zonas del pueblo varias réplicas de monumentos locales y de la comarca, como culminación a la iniciativa.

Y todo sale de manos como las de Aurora González, una mujer que recuerda cómo las primeras conversaciones se tuvieron en el centro Guadalinfo, “cuando nos planteamos que tendríamos que hacer algo relacionado con las típicas actividades de siempre de la mujer rural, y comenzamos a tejer”.

Con solo 200 habitantes, es cierto que se nota en el pueblo el aumento de visitantes durante las fiestas navideñas para ver los adornos que se han colocado, “y para nosotras, que a la gente le guste lo que planteamos es algo que nos motiva mucho”, dice Aurora, a la que, cuando se le pregunta qué tienen preparado para el año que viene como sorpresa, sostiene que es mejor que el secreto se guarde hasta que se descubra.

Lo que no es un secreto es que la cara B del asunto es el respeto por la naturaleza de una actividad para la que se usan en exclusiva materiales reciclados, y que todos los adornos que se colocan en el pueblo están hechos a mano, puntada a puntada, aunque parezca mentira viendo las dimensiones de algunos muñecos de nieve o jamones que se pueden ver por las calles de Castaño del Robledo.

No falta ni un "caganer", la figurita típica de los belenes catalanes, un porquero con los cerdos en una dehesa o una anciana asando castañas, y todo con el anuncio de que en 2022 será todavía más espectacular, aunque no más artesanal, porque eso es imposible.

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