La Audiencia de Granada ha acogido este miércoles la primera sesión del juicio por abuso sexual contra el vecino de Marchal (Granada) al que la Junta de Andalucía ha retirado desde 2018 la tutela de 13 de sus 34 hijos tras determinar que se encontraban en desamparo. El hombre, que fue denunciado por una de sus hijas cuando era menor, ha negado ante el tribunal cualquier tipo de abuso, humillación o castigo físico hacia ella o cualquiera de sus vástagos, asegurando que son "lo más grande que le ha dado Dios" y que se ha cometido "una injusticia" con él.
La Fiscalía ha solicitado que sea condenado a diez años de prisión como autor de un delito de abuso sexual por unos hechos que supuestamente se produjeron de forma continuada en el tiempo desde que la menor tenía 10 años hasta que abandonó el domicilio familiar. La denuncia se interpuso en 2017, cuando la niña tenía 14 años, a raíz de que diera a conocer estos presuntos abusos en el centro donde estaba escolarizada, donde habló de situaciones similares con otras de sus hermanas aunque este es el único caso que ha llegado a juicio.
La menor convivía en aquel momento con 23 de sus hermanos y las tres mujeres de su padre en unas cuevas de Marchal y sobre los abusos expuso ante el Juzgado de Instrucción que "la amenazaba en caso de que se negara, empleando incluso la fuerza física". Este miércoles ha sido citada a declarar como testigo pero a su llegada a la sala, visiblemente afectada, ha trasladado su deseo de no declarar y el tribunal le ha permitido acogerse a la dispensa del deber de declarar contra parientes.
El padre ha negado por su parte a preguntas de la Fiscalía y de la Junta de Andalucía --que ejerce la acusación popular-- haber abusado sexualmente de la menor u obligarla a acostarse en su cama, garantizando que toda la familia ocupa tres cuevas y que las niñas duermen juntas en una de ellas, los varones en otra y él ocupa la de en medio con sus tres mujeres.
Ha negado igualmente que sea él quien establezca las normas y pautas de comportamiento en la vivienda respecto a todas las personas que en ella habitan, así como que exista una relación de sometimiento, amenazas, humillaciones o maltrato físico.
"Todo es incierto, no tengo que esconderme. No creo que haya ningún padre que eso lo haga", ha agregado, vinculando la denuncia de su hija a su pretensión de casarse en aquel momento, algo que supuestamente él le impidió por ser muy joven. Respecto a la retirada de la custodia de 13 de sus hijos, ha dicho no comprenderlo porque estaban atendidos. "Es una gran pena" y "una injusticia" ha agregado, asegurando que todos ellos son "lo más grande que le ha dado Dios".
Su defensa, ejercida por el letrado Francisco Pérez Vera, ha solicitado la libre absolución alegando que pese a lo "peculiar" de esta familia no se han producido los abusos sexuales que se achacan a su cliente.
Durante el juicio ha declarado la directora del instituto donde estaba matriculada la adolescente cuando denunció los abusos. Separada por una mampara para proteger su intimidad, ha relatado que todo se desencadenó a raíz de que la menor faltara dos días a clase junto a su primo, con el que mantenía una relación sentimental. El padre se personó en el centro y delante de docentes amenazó a la niña afirmando "ya sabes lo que te espera en casa" y la insultó diciendo que "solo vale para la profesión más antigua del mundo".
La menor trasladó a una profesora con la que tenía confianza su temor a volver a casa por las represalias y, según la directora del centro, se sinceró con ella contándole los presuntos episodios de abusos de su padre a ella y otras hermanas, ante lo que el centro activó el mecanismo por el que la joven denunció los hechos ante la Guardia Civil dando lugar a este caso. El juicio continuará este jueves en la Sección Segunda de la Audiencia de Granada con la declaración de más de una decena de testigos.