Afganistán es un gran problema enquistado, más allá del polvorín constante que sigue siendo Irak, por lo que el mundo entero está pendiente de la próxima toma de posesión de Barack Obama, presidente electo de los Estados Unidos, que afirmó durante su campaña que realizará un endurecimiento de la campaña bélica en este país en detrimento de Irak, donde el futuro presidente piensa retirar efectivos para reforzar la presencia en Afganistán.
¿Qué más prueba de sacrificio por la libertad que la muerte de 87 militares españoles en Afganistán? España mantiene en Afganistán un contingente de 778 militares destacados en su mayoría en la Base de Apoyo Avanzado de Herat. El compromiso de España contra la lucha del terrorismo islámico es más que firme y así debe seguir siendo. Actuar en Afganistán es mucho más prioritario que en Irak, por eso no son asuntos comparables. Sólo bajo estos argumentos se entiende que se mantenga la presencia española en este país, que en principio deberá seguir ciñéndose a las misiones de paz. Sólo erradicando el integrismo de la política se acabará con las injusticias sociales y la necesidad de buscar terroristas capaces de suicidarse por sus creencias.