La Sección Tercera de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional ha condenado a 81 años de prisión al miembro de la banda terrorista ETA José Lorenzo Ayestaran Legorburu, 'Fanecas', por el asesinato de tres guardias civiles en una carrera ciclista celebrada el 4 de octubre de 1980 en la localidad alavesa de Salvatierra.
Los tres agentes --Avelino Palma, Ángel Prado y José Vázquez-- se encargaban de regular el tráfico en la carrera, celebrada durante las fiestas patronales del pueblo, cuando recibieron varios disparos en la cabeza y el tronco. Los jueces Alfonso Guevara, Antonio Díaz Delgado y Clara Bayarri consideran probado que Ayestaran Legorburu participó en el atentado junto a otros dos miembros de ETA ya condenados por estos hechos.
"De forma sorpresiva dispararon contra sus víctimas en la cabeza y en el tronco, dándose posteriormente a la fuga escondiéndose en un caserío de Salvatierra", asegura la resolución. El tribunal, que condena a Ayestaran por la comisión de un delito de atentado a agente de las Fuerzas Armadas con resultado de muerte y dos asesinatos terroristas, ha apreciado, además, la existencia de alevosía en las muertes.
Los autores de los disparos estaban "perfectamente preparados para producir el hecho delictivo programado, evitando cualquier reacción defensiva que pudiera provenir de parte de las víctimas". El tribunal fija una indemnizacion de 390.000 euros para las viudas de dos de los agentes. Una de ellas estaba embarazada de cuatro meses cuando ocurrieron los hechos y la otra tenía dos niños, de dos y tres años.
La sentencia asegura que Legorburu integraba un comando, junto a Ignacio Aracama Mendía, 'Makario' y Félix Alberto López de la Calle, 'Mobutu' y otros dos individuos ya fallecidos, que actuaba en la provincia de Álava y contaba con armamento facilitado por los responsables de la banda terrorista desde Francia.
UN SACERDOTE FACILITÓ LOS DATOS
Los miembros del comando robaron a punta de pistola un vehículo en Vitoria y aprovecharon en el atentado los datos que recopiló Ismael Arrieta Pérez de Mendiola, sacerdote en esas fechas y condenado por estos hechos, que facilitó su ubicación, horario y recorrido.
El 4 de octubre llegaron a Salvatierra, que celebraba sus fiestas patronales, una hora antes de que comenzara la carrera ciclista a la que los guardias civiles iban a dar protección mientras ordenaban el tráfico.
Los etarras se dirigieron a los efectivos del Instituto Armado y "de forma sorpresiva, a fin de evitar cualquier reacción defensiva" por su parte, dispararon "varias veces" en la cabeza y el tronco, causándo la muerte de Avelino Palma, Ángel Prado y José Vázquez. Tras el atentado, los etarras huyeron en el citado vehículo y se dirigieron hacia el puerto de Opacua, donde abandonaron el coche en el camino de Vicuña de Alegría (Álava).