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España

Y va de metáforas políticas

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He creído conveniente establecer unas metáforas en este artículo de opinión, para que se entienda mejor lo que deseo exponer, reflejando lo que está sucediendo en España en los temas de política, viéndose claramente las situaciones que están establecidas, haciendo hincapié en ese debatir constante de los señores Zapatero y Rajoy.

Y aunque el título no diga con claridad lo que pretendo decir, pronto se va a entender al explicarlo seguidamente, sin decantarme por uno ni por el otro, sin decir cuál de los dos es mejor político, y si el de la oposición tiene carisma y facultades para establecer con acierto o no las réplicas al presidente, cuando se echan en cara los defectos y errores que están cometiendo, siempre en mi parecer y en el de otros analistas, de todo lo que ha sucedido y está sucediendo en España desde que entró a gobernar Zapatero y en la oposición Rajoy.

Lo cierto es que el líder del PP, en esos varios cara a cara con el señor Rodríguez Zapatero, y también en las distintas intervenciones en las Cortes, nunca, por diferentes causas, le venció dialécticamente de manera clara y convincente, y no porque no tuviese argumentos y muchas razones para ello, lo que resulta inconcebible, aún haciéndole graves acusaciones en los referente con ETA, y ahora con la elevada cantidad de parados que existen en España, y en la crisis tan profunda que estamos en economía, creyéndose que en los años 2009 y 2010 se incrementará de manera alarmante, habiendo muchos más parados que en cualquier otra parte del mundo, respecto al tanto por ciento en relación de los habitantes de cada una de las naciones.

Lo cierto es que el señor Rajoy frente al señor Zapatero en algunas ocasiones, como si estuviesen en un ring de boxeo, cuando para los espectadores parecía tenerlo acorralado dialécticamente, el otro sin saber ya por dónde salir, para justificar sus desaciertos, entonces era cuando Rajoy se comportaba como si fuese muy bondadoso, y para eso había un dicho, referido al galgo, “que cuando iba cogiendo la liebre se paraba para orinar”.
 
Así también Rajoy le daba a Zapatero unos instantes de no atacarle, suficientes para que respirando fuerte se rehiciese.

También les voy a trasladar a una hipotética partida de póker, solos los dos en una mesa, en donde al señor líder de la oposición le llegasen en casi todas las partidas muy buenas cartas y por el contrario al presidente del Gobierno solamente regulares o malas.

Y el señor Rajoy en su euforia, creyendo que le iba a ganar pusiese una cantidad elevada en esa partida, y el señor Zapatero en ese pensamiento de que tenía que ir a por todas, como fuese, con gesto imperturbable y una sonrisa enigmática entre ingenua y maliciosa, y un ademán de los suyos, como diciendo aquí no pasa nada, le doblase la apuesta, solamente con un trío de sotas en las manos, a pesar de suponer que su rival debería llevar una buena jugada, pero con el convencimiento que no es de los que arriesgan cuando no están muy seguros, manteniéndole Zapatero la mirada provocativa, y entonces es cuando Rajoy vacilante o no queriendo equivocarse, tira las cartas sobre la mesa, sin aceptar el desafío, con la jugada ganadora de tres reyes y dos siete, viendo a Zapatero con una sonrisa malévola que le desconcierta

¿Qué está pasado entonces? ¿Es que el señor Rajoy no es un líder suficientemente inteligente y duro para tomar decisiones tajantes cuando así lo requieran las circunstancias, y persistir de una manera decisiva en aquellas situaciones en que Zapatero se equivocó en perjuicio de España y de los españoles, o es que es endeble y vacilante en sus afirmaciones, y más cuando el otro se pone farruco?

Y es entonces cuando me pregunto ¿sería conveniente para el PP cambiar de líder por otro u otra más agresivos que dijesen de forma contundente hasta aquí hemos llegado, pero ni un paso más en esa dirección errónea y perjudicial para muchos millones de españoles?
¿O es que hay que darle otra oportunidad al señor Rajoy, ésta la tercera?

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