Camoyán es considerado como el fotógrafo de naturaleza de referencia. A esto ha dedicado gran parte de su vida, a reflejar la belleza natural en todas sus dimensiones. Al preguntarle cuáles eran sus paisajes favoritos el artista contesta sin dudar un segundo. “Yo soy trígamo: mis tres amores son mi esposa, Doñana en toda su extensión y río Tinto”, y a fe que sigue siendo fiel a los tres.
Este artista cuenta con una veintena de exposiciones en nuestra ciudad. La primera que colgó tenía a la comarca de Riotinto como protagonista, en 1972. También destaca la que abrió esta serie, El Alma del Paisaje, expuesta en 2010 en el Patio de Banderas, paisajes de Andalucía en la Diputación y una muy especial en la Casa Rosa con Doñana como protagonista.
Para Camoyán, los fragmentos del paisaje son, si cabe, más protagonistas que el paisaje en sí, la capacidad para fragmentar lo que su mirada capta hace de estas creaciones auténticas obras de arte.
La exposición se estructura en diferentes visiones. Los barros le hacen posible plasmar texturas imposibles, casi extraterrestres. Los abstractos, que le producen al autor una especial satisfacción, al considerar que son los que más impacto causan en los contempladores. Los paisajes metálicos, una de sus últimas aventuras. Las aguas, que al llevar suspendidas cantidad de sustancias metálicas le dan un color único. Las algas, espectaculares por su morfología y las espumas, por su colorido. Las piedras pulidas por la erosión, que cuentan en estos parajes con una gran diversidad de formas, tamaños y texturas. El paisaje en sí, casi marciano. La intrusión en el paisaje, que capta elementos ajenos al mismo pero que ya se han introducido en él y los paisajes abstractos, la ultima obsesión del artista, en los barros coloreados del río que busca algún trazo diferenciador de densidades de color que le sirva de horizonte (sky line) y mediante el aumento del contraste entre lo que considera como cielo y tierra compone la semejanza de un paisaje. La utilización del soporte de barro en las fotografías acerca estas imágenes a pinturas matéricas.
Estas fotografías son auténticos cuadros pintados con píxeles, según sus propias palabras.
¿Qué técnica ha utilizado en estas obras?
Son fotografías sobre lienzo, eso le da una textura todavía más cercana a la pintura. La técnica fotográfica es muy simple: están muy poco tocadas; sólo utilizo el contraste y la temperatura del color para los barros y los abstractos. En los paisajes metálicos sí toco un poco más la intensidad, precisamente para llegar al alma del paisaje. En cuanto a las tomas, es muy importante la altura del sol en el momento de la captura. Los metales que llevan las aguas del Tinto hacen que el color varíe drásticamente dependiendo del ángulo con que le lleguen los rayos del sol. En cuanto a los barros, este paraje es una mina de posibilidades para un fotógrafo y para un pintor. Las composiciones están ahí y en un momento ya no estarán; las posibilidades de encuadre y creación son infinitas.
